El confinamiento se le está haciendo cuesta arriba a muchas familias, sobre todo a las que residen con niños en pisos o a las personas que viven solas. Pero es una medida necesaria para intentar frenar la propagación del coronavirus, que ya se ha cobrado más de cuatro mil vidas en toda España. También lo están llevando como mejor pueden las personas con parálisis cerebral, que además forman parte de la población de riesgo al padecer problemas respiratorios; de ahí que al centro Princesa Letizia de Vilagarcía no le haya temblado el pulso para cerrar tanto el "cole" (hasta 21 años) como el centro de día (adultos), ambos ubicados en un edificio junto a O Castriño.

Allí los usuarios están de nueve de la mañana a cinco de la tarde, donde realizan múltiples actividades para mejorar su desarrollo psicomotor, y reciben sesiones de fisioterapia, fundamentales para mejorar su situación, destensarse y no sufrir. Pero con el cierre del centro, ese trabajo no pueden recibirlo, algo que preocupa tanto a los propios profesionales del Princesa Letizia como a las familias, sobre todo en el caso de que vuelva a prorrogarse el estado de alarma. "El hecho de ir para casa siempre preocupa porque los objetivos vuelvan hacia atrás. De hecho cuando paramos en el mes de agosto, ya se nota a la vuelta. Pero tengo que decir que las familias están siendo muy activas", agradece el director del centro de día, David Carrera.

La mayoría de ellas -señala Carrera- viven en el rural, por lo que disponen de terreno para poder salir con los chicos a tomar el aire o pasear. Pero otros no disponen de ese privilegio. Es el caso de Paula, una joven de 19 años que vive en un piso en el casco urbano de Vilagarcía con su hermana de 14, su madre y su padre. Ella acude diariamente al "cole" del Princesa Letizia (hasta 21 años), donde realiza un sinfín de actividades. "La verdad es que la primera semana de confinamiento me sorprendió lo bien que lo llevaba pero ahora ya está como enjaulada. Echa de menos a los compañeros, el colegio, la actividad diaria, ... y empieza a dormir peor. Yo hago con ella ejercicios y sigo las pautas del cole, pero no es lo mismo", expresa Ana Baños, la madre de Paula.

Como le ocurre a otros niños, no colabora del mismo modo en casa que en el centro educativo a la hora de hacer las tareas.

Las personas con diversidad funcional tienen permitido salir a la vía pública en esta temporada de cuarentena desencadenada por la pandemia del coronavirus, siempre portando su certificado de discapacidad. Pero las familias como la de Paula prefieren no poner a sus hijos en riesgo. "Me da miedo, ella no es de la que más afectación respiratoria tiene, pero aún así no la bajo, es población de riesgo", recuerda su madre, que mantiene todas las precauciones cuando tiene que salir al supermercado, como máximo dos veces por semana: "Hasta que no me limpio no la toco".

En el día a día, Ana relata que "la visto, le doy el desayuno y está conmigo en casa, acompañándome mientras hago las tareas del hogar. Por la tarde nos ponemos a caminar por el pasillo, porque sujetándola Paula puede andar un poco, y hacemos ejercicios con el balón de pilates. También le gusta estar con nosotros en el sofá viendo películas", cuenta la progenitora, que permanece en contacto con las familias a través de un grupo de Whatsapp, y también con los monitores del colegio, con los que hacen videollamadas para que Paula no pierda el contacto. "Tenemos mucho apoyo de los profesionales del centro y es de agradecer su implicación. Yo creo que todos juntos saldremos de esta. Nuestros niños son ya unos campeones y ahora lo están demostrando todavía más", concluye Ana Baños.