Los arousanos forman una gran familia que trata de superar la crisis sanitaria provocada por el coronavirus Covid-19. Lo hacen agudizando el ingenio para desplegar todo tipo de actividades, derrochando solidaridad y, sobre todo, aprovechando para convivir y dar ejemplo quedándose en casa.

Algunos han querido contar su día a día a FARO DE VIGO, dejando claro que la concienciación es máxima y que todos están dispuestos a permanecer recluidos en sus hogares hasta que las autoridades sanitarias levanten la cuarentena.

Con estos testimonios se sabe que los niños, en cierto modo, quizás se adapten mejor a la situación que los adultos.

Como también se deduce que muchos arousanos, por no decir todos, están deseando salir a la calle para disfrutar de las terrazas, los locales de copas, los paseos por la playa, el cine, la gastronomía, el paisaje y, en definitiva, la vida.

Pero lo que más frecuentemente sale a relucir en las conversaciones con los arousanos encerrados no es ese deseo de que todo acabe, sino la firme disposición de todos a ayudar a los demás, para que nadie se sienta solo y que la espera se haga lo más llevadera posible.

Por eso se hacen llamadas telefónicas constantes, se organizan grupos o foros en las redes sociales y, en definitiva, se afianzan los lazos de la gran familia arousana.

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Contribuyen a ello personas como el grovense David Torres, que todos los días coloca unos potentes altavoces en su terraza para, a las ocho de la tarde, "animar a los vecinos con temas musicales que ellos piden a través del grupo de Facebook 'Cuarentena Meca', siendo éste un momento que muchos esperamos impacientes cada jornada porque nos ayuda a desconectar y relajarnos".

Una terapia musical

Es una terapia que se practica en otras muchas localidades arousanas, también en Carril (Vilagarcía), donde Rebeca Abelenda destaca que a las 20.00 horas "salimos todos a los balcones con luces y música".

En este caso es Elpidio quien hace las funciones de Dj, "mientras que los demás nos comunicamos con los silbidos, como si estuviéramos en la Gomera, aunque en nuestro caso sin saber lo que decimos".

Las risas de los "carrilexos"

Todo eso sirve a los carrilexos "para desconectar y echar unas risas; y funciona, porque empezamos un par de vecinos, para entretener a los niños, y ahora vemos que cada día que pasa se suman más".

También pensando en los niños, José Antonio Otero González relata, desde O Grove, que hay que estar muy pendiente de los más jóvenes de cada casa. Aunque bien es cierto, o al menos eso cree, que "quizás los niños estén deseando salir a la calle y jugar con sus amigos, pero a pesar de ello puede que estén más concienciados que los mayores".

Lo mismo opinan familias consultadas en Vilagarcía, Cambados, Catoira, Meaño, Valga o Pontecesures, donde el grueso de la población dice confiar, y desear, que esta crisis sanitaria finalice "de la mejor manera posible, y cuanto antes".

Estas son algunas de las familias arousanas que han querido contar su experiencia:

DAVID TORRES - O GroveSeparados de la familia

Sentado con su hijo, Breogán, David Torres explica que "estos días se valora mucho la falta de libertad de movimientos y el poder estar con los familiares que están en otras residencias", declara.

La prohibición de salir de casa "coincidió un día en el que mi hija quiso quedar a dormir en casa de mis padres, por lo que ahora estamos separados", explica el grovense.

"Mi hijo y yo pasamos los días entre trabajos del cole y limpieza, siempre vemos alguna película y hablamos por teléfono o con mi hermana, que está en Madrid, y mi hermano, en Narón. El niño también socializa con los amigos por el chat de la Play", explica David antes de sentenciar: "Lo que más echo en falta es el café en el bar".

MARÍA DEL PILAR FERNÁNDEZ - VilagarcíaLas videoconferencias siempre son una ayuda

María del Pilar Fernández Rey (42 años) es madre de Roque (11) y Maeva (10), con los que pasa lo más entretenida que puede este período de cuarentena.

Ella contacta por videoconferencia con amigas de Londres y Pontevedra, como Anabel y Carelia, se encarga de las tareas del hogar, ordena armarios, asiste a clases de pilates impartidas a través de Internet y disfruta al lado de sus hijos todo el tiempo posible, que ahora es mucho, viendo juntos películas y series de televisión que acompañan con unas buenas palomitas.

Lógicamente, no faltan los trabajos del colegio por parte de los críos, que como todos los demás aprovechan las tardes para chatear con sus amigos y, en el caso de Maeva, también para practicar coreografías.

JOSÉ MANUEL GONZÁLEZ BENAVIDES - O GroveSiempre pendiente de su hija

José Manuel González Benavides pasa el día al lado de su hija pequeña. "Nos levantamos a las nueve de la mañana, como si fuera para ir al cole, aunque con media hora de retraso, desayunamos y mientras ella estudia, nosotros hacemos cosas por casa", relata.

Esta cuarentena "es momento de realizar esas tareas que siempre vas dejando para más adelante, como ordenar los armarios e incluso cambiar los maceteros de las terrazas y balcones o repintar las habitaciones".

En su caso, "también hacemos la comida juntos y, en definitiva, aprovechamos para convivir y hacer la espera más amena. Lo difícil es para los adultos, ya que los niños lo llevan mejor".

JOSÉ LUIS VILLAVERDE - CaldasPreocupado por su mujer

Asentado en Caldas, pero estrechamente ligado a Vilagarcía, donde su hijo Hugo juega en las categorías inferiores del Arosa, José Luis Villaverde explica que está acompañado de su hijo, el perro y su esposa, Carmen, que sale cada día a trabajar.

"Lo peor es el miedo que sientes cuando se va, pues solo deseas que regrese bien", proclama José Luis.

A lo que añade: "Nosotros no tenemos problema porque yo soy muy casero y Hugo se entretiene por la mañana en contacto con el IES y después de comer, en su habitación, chateando con los amigos. Solo salgo al callejón para sacar al perro".

"Ojalá todo acabe pronto y sea lo menos triste posible para todos", manifiesta Villaverde.

REBECA ABELENDA -VilagarcíaLa convivencia en pareja

Junto a "Pachi", propietario de la vermutería Stocolmo 2.0, Rebeca asegura que intentan evitar la rutina, "porque eso es algo que ya hacíamos antes del confinamiento; no le ponemos nombre a los días ni numero a las horas".

En cuanto a la convivencia, "si alguien pensaba que esta situación iba a servir para aprovechar el tiempo con tu familia se equivocaba", manifiesta. "Como pareja bastante teníamos con soportarnos las 24 horas del día (risas), y con los hijos adolescentes no puedes contar porque están en el 'aula virtual' que son sus habitaciones. Gracias a nuestros perros salimos dos veces al día a la calle y un día al súper".

JOSÉ ANTONIO OTERO - O GroveReinventarse en todo momento

Jose (40 años), Ana (33), Brais (8) y Xabi (3) conforman una de las familias grovenses confinadas. "Yo lo llevo algo mejor porque salgo de casa, ya que tengo que acudir a mi puesto de trabajo, en un taller de electricidad y reparaciones, para atender posibles emergencias", explica el padre, que además es concejal en O Grove.

De su pareja y sus hijos dice que "pasan los días base de juegos, televisión, lectura y deberes o actividades puestos por el colegio; no es nada fácil, por lo que hay que reinventarse a cada momento para mantener a los niños entretenidos, ya que echan de menos el parque, los paseos y a los amigos".

FERNANDO RIAL CESPÓN - CatoiraTrabajando en la finca y tallando madera

Los que residen en una casa o tienen una huerta o un jardín cobran cierta "ventaja" sobre aquellos que residen en los pisos. Aunque hablar de "ventaja" es muy relativo, ya que en algunos casos la carga de trabajo aumenta.

Que se lo pregunten al catoirense Fernando Rial, que entre las tareas del hogar, la limpieza de la huerta y el mantenimiento del bar que regenta, en Catoira, casi no tiene tiempo para aburrirse.

Por si no fuera suficiente, pasa buena parte del día en el taller, donde se dedica a una de sus grandes aficiones: Tallar madera. Esta actividad le ofrece la dosis de relajación que necesita para superar la cuarentena.

DANIELA - O GroveLa suerte de tener una huerta

Daniela (36 años), David (34), Unai (8) y Eneko (3) son una de las familias de O Grove que cuentan su experiencia a FARO. "David sale a trabajar por las mañanas, mientras que los niños y yo hacemos las actividades del cole y manualidades, leemos o hacemos juntos las tareas de casa", explica Daniela.

Ya por la tarde, "nos ayuda mucho para llevar esta cuarentena del mejor modo posible el hecho de disponer de una huerta, en la que podemos distraernos jugando al fútbol, con el patinete o las bicicletas".

Confiesa Daniela que "quizás esta reclusión le esté costando un poco más a Unai, ya que le gusta mucho salir a pasar las tardes en compañía de sus amigos, y ahora, lógicamente, no puede hacerlo".

MARTINA MAGARIÑOS - VilagarcíaEntre juegos de mesa y estudios

La vilagarciana Martina Magariños tiene que ingeniárselas para entretener a sus hijos, un adolescente como Isaac, que está deseando que esto acabe para volver a jugar al fútbol, en las categorías inferiores del Ribadumia, y una niña llamada Ari, también acostumbrada a las actividades extraescolares y a pasear por la ciudad.

Pero ahora tienen que estar recluidos, de ahí que los juegos de mesa sean una buena opción, aunque sin descuidar los estudios y trabajos de clase.

El entretenimiento aumenta cuando su marido, Toño, regresa del trabajo diario en un supermercado de Pontecesures.

MIGUEL ÁNGEL GARCÍA MIGUÉNS - Vilagarcía

La adaptación de los niños

En su reclusión, Miguel Ángel García Miguéns está acompañado por Diana y tres menores: Pedro, Raúl y Mario.

Desde su domicilio anima a los demás vilagarcianos a quedarse en casa y explica que "es admirable lo bien que se adaptan los niños".

Para entrar en detalle sobre el día a día de esta cuarentena indica:"Tratamos de establecer ciertas rutinas. Por la mañana estudian y colaboran en las tareas domésticas. Por las tardes ingeniamos todo tipo de actividades y juegos. Se juegan partidos de fútbol en el pasillo y competiciones de basket en la habitación. También hay tiempo para ver conciertos u otras actividades culturales en streaming o tirar de Netflix".

Eso sí, "lo que se echa de menos son la familia y los amigos".

FERNANDO CASTRO - Vilagarcía

Cuando no puedes estar con la persona que quieres

Lo conocen como Nando y vive en Trabanca Badiña. Puede citarse como ejemplo de los muchos arousanos que lo tienen más difícil que los demás, por el hecho de vivir solos.

Mientras piensa en los mayores y en cuantos no superaron esta pandemia, se pasa el día "limpiando sobre limpio, desempolvando libros que hacía tiempo que no leía y viendo las noticias".

Además de "compartir momentos en las redes sociales y disfrutar con los vecinos de nuestras charlas, aplausos y música desde nuestras terrazas y balcones, lo cual nos está dando una oportunidad de socializar más".

Lo peor de la cuarentena para este vilagarciano "es no poder estar con la persona que quiero ni poder abrazar y besar a mi madre y mi pequeña sobrina Alejandra. En el caso de mi madre, al menos a ella la veo en algún momento, cuando necesita algo, ya que está dentro del grupo de riesgo y debo atenderla".

Al tiempo que hace público su deseo, el de que pronto "todos podamos salir y celebrarlo", Nando quiere "dar las gracias a nuestros auténticos héroes, las enfermeras y enfermeros, médicos, policías, guardias civiles, soladados, bomberos, Protección Civil y empleados de servicios básicos, los cuales se arriesgan por sacarnos de este trágico momento".

Termina diciendo que "esto lo ganamos todos quedándonos en casa" y proponiendo que cuando todo esto termine "salgamos de nuestras casas y, andando, nos dirijamos al hospital de O Salnés para rendir a nuestro personal sanitario el homenaje que se merece; ellos son nuestra primera línea de contención".

QUITO PARADA - O Grove

Un defensor de la igualdad que predica con el ejemplo

No es solo padre y esposo, sino también maestro y un firme defensor de la igualdad. No de esos que se limitan a presumir, sino que en su caso predica con el ejemplo en su día a día. También durante la cuarentena, en la que este edil del PSOE responsable de las áreas de Igualdade y Servicios Sociais pasa las horas que tiene libres junto a las mujeres de su vida: Leti, Noa y Cloe.

Su trabajo es intenso estos días, ya que, por cuestiones obvias, el departamento de servicios sociales está que arde "y afloran más que nunca las necesidades básicas sin cubrir de muchas familias".

Explica que Leti está teletrabajando y las niñas "se dedican a las tareas del cole y ven Netflix en los momentos muertos".

Quito pensaba que esto "sería más fácil, pero siempre es lunes".

MONSE GONZÁLEZ ABAD - Vilagarcía

Siempre pendientes de una niña con solo 36 días de vida

Monse (28 años), Carlos (26) y Mara, con solo 36 días, son el claro ejemplo de las jóvenes parejas arousanas que afrontan esta crisis con mucho miedo y máximas precauciones, precisamente por la corta edad de su hija, que "todavía no tiene ninguna vacuna puesta".

Tendría que haber ido al pediatra para pasar su primera revisión médica, la correspondiente al primer mes de vida, pero lógicamente sus padres no quisieron arriesgarse y no la llevaron.

No salen a la calle, salvo que sea estrictamente necesario. "Solo salimos un día en la última semana para hacer compra, y al llegar a casa nos cambiamos antes de tocar nada, y desde luego, antes de tocarla a ella", explican.

Respecto a lo que hacen ellos a lo largo del día, sostienen que "Mara solo piensa en comer y estar en el regazo, mientras que nosotros, además de cuidarla y mimarla mucho, aprovechamos para ver series y películas juntos, además de ordenar armarios y limpiar a fondo el piso; nada muy interesante, pero es que la peque tampoco nos deja hacer mucho más".

CARLOS CID - Vilagarcía

Una familia plenamente implicada en el confinamiento

Carlos Cid (50 años), Ana de Lorenzo (48), Aldán (11) y Madi (7) integran una familia vilagarciana "totalmente implicada en el confinamiento" y de lo más respetuosa "con todas las normas marcadas" por las autoridades sanitarias.

Explica Carlos que "los niños son conscientes de lo que está sucediendo y se han convertido en la esperanza en estos días tan complejos, en los que tratamos de mantener rutinas en la medida de lo posible, con todo tipo de actividades, como lectura, tareas del cole y labores del hogar".

Por las tardes "todo es más distendido y hacemos alguna actividad conjunta, como títeres, baile o intercambio de roles; siempre antes de la cita social que tenemos cada día a las 20.00 horas, cuando salimos a la ventana, en la plaza Ravella, para aplaudir y cantar junto a los demás vecinos".

Lógicamente, "lo que peor llevamos de esta cuarentena es no poder salir a la calle", sentencia Carlos Cid.

MAYTE IGLESIAS SOUTULLO - O Grove

Un llamamiento a la sociedad

Mayte Iglesias Soutullo (38 años) y su madre, Teresa (68), no tienen tiempo para aburrirse, o al menos procuran no tenerlo. Sobre todo gracias a la primera, que mientras su madre lee o ve la tele, no duda en distraerse subiendo y bajando escaleras, disfrazándose o colgando vídeos en las redes sociales para tratar de concienciar a sus convecinos.

Mayte integra el Servicio Municipal de Emergencias de O Grove, lo cual también la mantiene ocupada buena parte del tiempo, y lo que pretende con sus vídeos "es que la gente nos ayude y se ayude".

Lo que quiere decir es que "los que trabajamos por la seguridad y prevención en nuestro pueblo también nos recluimos en casa cuando terminamos nuestro turno de trabajo, y aunque es muy de agradecer que los vecinos nos animen, yo también los animo a ellos a que hagan lo mismo y se queden en sus casas, por el bien de todos".

"Los verdaderos héroes de esta historia aparte de los servicios sanitarios o de emergencia, bomberos, policía, Guardia Civil, barrenderos, empleados de supermercado, camioneros y todos los demás, los verdaderos héroes, insisto, son los ciudadanos, porque no es fácil estar las 24 horas metidos en casa, únicamente con salidas puntuales al supermercado o para pasear al perro", reflexiona esta grovense.

Por eso pide a sus vecinos: "Seguid así, porque lo estamos haciendo bien; seguid cumpliendo las normas, aunque no sea fácil dejar de pasear o de visitar a familiares y amigos".

Mayte termina haciendo una reflexión en voz alta que, a buen seguro, se harán otros muchos ciudadanos: "Nunca pensé que íbamos a vivir esto; pensé que solo pasaba en las películas americanas, pero está claro que, una vez más, la realidad supera a la ficción".

JUAN MANUEL VIDAL SEAGE - Pontecesures

El alcalde que toca el piano

El alcalde de Pontecesures compagina su trabajo en la empresa privada con su labor en el ayuntamiento. "Por las mañanas suelo trabajar desde casa los asuntos que tienen que ver con el Concello, ya que la mayoría de las gestiones se pueden hacer a través de administración electrónica, y de paso aprovecho para colaborar en las tareas de casa, cocinar y estar con mi familia".

Su mujer, Carmiña, también se lleva el trabajo a casa, "por lo que podemos estar juntos de mañana mientras Juan y Lucía, mis hijos, se encargan de sus tareas del cole, que les han enviado por el aula virtual, con lo que mantenemos una rutina de trabajo todos".

Seage confiesa que si tengo ocasión retoma su vieja afición, la de radioaficionado, "y contacto con otros lugares de Galicia para saber cómo llevan el encierro forzoso. El piano esta temporada lo nota también; en algún descanso antes de ir a trabajar, por la tarde, le arranco unas notas si puedo. Cuando salgo por la tarde para la oficina la mayoría de los días el salón de casa se ha transformado en un improvisado gimnasio para los que se quedan".

A juicio del alcalde pontecesureño, "lo peor del encierro es el cambio de rutina que nos ha provocado". En este sentido, explica que "el hecho de limitar nuestro mundo a 100 metros cuadrados, ya que vivimos en un piso, impide todo aquello que solíamos hacer en el tiempo libre; mi hijo Juan practica el fútbol, mi hija Lucía baloncesto y a mi me gusta salir en moto, por ejemplo".

Todo eso se ve ahora "como un tiempo lejano, y eso que solo llevamos una semana de cuarentena".