El asilo de Cambados y el geriátrico de Ribadumia son dos de los principales centros de personas mayores de O Salnés. Por el momento, no han tenido ningún caso de Covid-19, pero están alerta. El problema es que no tienen todas las armas que necesitan para luchar contra el coronavirus, y evitar que entre en las instalaciones.

"Mascarillas de momento tenemos, pero necesitaríamos algunas más, para ir reponiendo. También tenemos gel desinfectante para salir del paso. Pero no tenemos ni gafas ni batas desechables, y nos harían falta", explica la madre superiora de la pequeña comunidad religiosa que atiende el asilo de Cambados junto a una veintena de trabajadores externos.

Ya han tomado la dolorosa decisión de prohibir las visitas de familiares, pero asumen que los trabajadores entran y salen, y que pueden ser un vector de contagio. Otro problema sensible que existe en el asilo cambadés es que carecen de espacio para habilitar cuartos de aislamiento. "Intentaremos preparar por lo menos una habitación, pero es complicado porque tenemos todo lleno", señala la madre superiora y responsable de un centro con casi 70 residentes.

Mientras, en Ribadumia, la dirección de la empresa que gestiona el geriátrico afirma que cuenta con todos los medios necesarios para combatir un eventual brote, pero un grupo de trabajadores y la asociación Vellez Digna discrepan de esta versión.

Según ellos, no tuvieron máscaras hasta ayer por la mañana, y urge habilitar un local en el que el personal se desinfecte tanto a la salida de las instalaciones como, sobre todo, antes de entrar a trabajar.

"El problema no son los mayores. Ellos están dentro de las residencias y están bien. El problema somos los trabajadores, que al acabar nuestra jornada nos vamos a casa y vamos a hacer la compra. Somos nosotros los que podemos contagiar a los mayores", señala una dirigente de Trega (Trabajadores de Residencias de Galicia), conocedora de la situación del geriátrico de Ribadumia.

Así las cosas, la clave está en poner todos los medios posibles para evitar que el personal de los centros introduzca en ellos la infección. Para la portavoz de Trega, también es necesario que a partir de ahora los uniformes de la plantilla se laven directamente en la lavandería de las instalaciones, y dejen de llevarse para casa.

Desde Trega también reprochan al geriátrico de Ribadumia que no ha reforzado el personal, y afirma que en la noche del lunes para el martes solo quedaron dos auxiliares de enfermería para atender las necesidades de los 152 usuarios.

Francisco Xosé Bernández, de la asociación Vellez Digna, achaca las carencias en materia de seguridad en las residencias a la fuerte presencia del capital privado en el sector. "Las empresas lo que quieren es ganar dinero", aseveró.

La empresa propietaria del geriátrico, por su parte, hace un llamamiento a la calma. "Estamos cumpliendo escrupulosamente con los protocolos y las medidas de higiene y prevención", sostienen. Aducen que, "el personal de los centros está trabajando sin tregua, día y noche, por el bienestar de nuestros residentes y usuarios", y que se han aumentado las medidas de higiene y prevención. También indican que tendrán puntualmente informadas a las familias, y que han aumentado los dispositivos para poder comunicarse con los residentes por teléfono o videollamada.