Goyo es un vecino de Carril (Vilagarcía). Tiene 44 años, recién cumplidos, y ejerce como técnico de Farmacia. Aunque no solo es conocido por eso, sino también por ser entrenador en el fútbol base del club Arosa. Es eso, “estar entrenando y compitiendo con mis niños”, lo que más echa de menos en una situación de crisis sanitaria como la actual.

Y eso a pesar de que, en cierto modo, puede considerarse un privilegiado, ya que forma parte de ese “selecto” club de personas que, por razones laborales, pueden salir a la calle y no están obligadas a permanecer recluidas en sus domicilios las 24 horas del día.

“Estar encerrado permanentemente debe ser algo insufrible”, sospecha este arousano que, en su farmacia, ha vivido ya todo tipo de anécdotas relacionadas con esta pandemia.

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“Es cierto que algunas personas parecen tener un poco de psicosis, pero también lo es que la gente está cada día más concienciada y sabe de la necesidad y conveniencia de quedarse en casa”, reflexiona.

Lo que quiere decir es que “antes había personas que venían a la farmacia varias veces al día, o tres o cuatro veces a la semana, y ahora ya no lo hacen”.

#QuédateEnCasa

Precisamente eso, quedarse en casa, “es lo mejor que pueden hacer todos los arousanos, saliendo a la calle solo cuando sea estrictamente necesario y respetando todas las recomendaciones de las autoridades sanitarias competentes, pues solo así podremos salir todo juntos de esta grave crisis”.

Lo que más llama la atención a Goyo es que “la gente pregunta continuamente por guantes, gel desinfectante, alcohol y artículos similares, pero solo podemos decirles que está todo agotado, y no sabemos si podremos reponer ese material ni cuándo, ya que la prioridad es enviarlo a centros públicos donde sea más urgente disponer del mismo”.

Estrictos protocolos de seguridad en el trabajo

Tras aclarar que “algunos clientes tienen encargadas hasta seis cajas de mascarillas”, el farmacéutico carrilexo dice estar tranquilo a nivel personal. Y lo está porque en su puesto de trabajo, a pesar de estar expuesto al contagio por el coronavirus COVID-19, “cumplimos unos protocolos muy estrictos y disponemos de todos los medios de protección necesarios”.

Termina refiriéndose no a él, sino al conjunto de la sociedad arousana, a la que lanza un mensaje desesperado, casi un ruego, animándola nuevamente a que se quede en casa “porque es lo más eficaz, lo más seguro y la única forma de salir de esto”.

Lo plantea así desde el convencimiento de que “si todos ayudamos un poquito podremos acabar con esto en quince o veinte días, pero tenemos que estar todos a una, ya que en caso contrario tendremos que sufrir este proceso durante mucho más tiempo”.