El máximo cuidado por la calidad y la experiencia que da el paso de los meses también ha ayudado a facilitar la organización laboral sin ir en detrimento de una demanda creciente. "Nuestra seña de identidad es lo artesanal. No utilizamos aditivos y todo se hace a mano. Todo lleva más tiempo, pero los clientes están muy contentos con el resultado y eso es lo que nos anima", apunta Jenny Cascallar.

La creciente demanda les obliga a estructurar cada vez mejor los tiempos para poder seguir manejándose entre el fino alambre de las exigencias del trabajo, los deberes familiares y los propios límites. "Quizá llegue un momento en el que nos tengamos que plantear crecer, pero nuestras prioridades siempre van a estar claras", señala Lucía Cascallar.