El lobo marino de nombre "Silbur", que hace unos días llegaba al Instituto Galego de Formación en Acuicultura (Igafa), en A Illa de Arousa, para afrontar su última fase de recuperación, da claras muestras de mejoría física. Tanto es así que puede acortar los plazos previstos antes de regresar a la libertad, quizás en aguas del Gran Sol.

Prueba de ello son las últimas imágenes distribuidas por la Coordinadora para el Estudio de los Mamíferos Marinos (Cemma), la entidad encargada de la Red de Varamientos de Galicia, que gestionada desde 2003 junto con la Consellería de Medio Ambiente, y la que se ocupa del proceso de recuperación de "Silbur".

Cómodamente instalada en un tanque especial habilitado en el Igafa, esta foca gris nada cada día con mayor vitalidad, caza sin problemas, gana peso, fortalece sus músculos y se divierte en el agua, dando claras muestras de sus deseos de regresar con los suyos.

Parece evidente que este animal, encontrado hace apenas un mes en el puerto de Burela, cuando medía 110 centímetros y pesaba 27 kilos, carece ya de los síntomas de deshidratación que padecía y supera poco a poco los traumatismos que presentaba cuando fue recogido y trasladado a la Unidad de Cuidados Intensivos de lobos marinos que Cemma tiene en Nigrán.

Ya se explicó hace días que allí afrontó la foca la primera fase de recuperación y que cuando estuvo fuera de peligro fue derivada al Igafa para seguir ganando peso y fuerza antes de ser trasladada en barco hacia el punto elegido para su liberación, en el Cantábrico.

Formación académica

Cabe reiterar que los cuidados a "Silbur" por parte de la Cemma reciben apoyo de alumnos y profesores del Igafa isleño, convirtiéndose tal atención "en una actividad didáctica para la concienciación medioambiental y de adquisición de conocimientos por parte del alumnado para el mantenimiento y la recuperación de especies marinas", destacan en la Consellería do Mar.

El Igafa ya funcionó como hospital de mamíferos marinos con motivo de la recuperación de nueve ejemplares de crías de lobos marinos, en los años 2013, 2014, 2016, 2017, 2018 y 2019.

Puede recordarse, por ejemplo, que el lobo marino "Luis Muxía" llegó en marzo de 2018 a las instalaciones del Igafa, procedente de Nigrán. Como lo habían hecho "Orzán" (2013), "Raciño" (2014), Camelle (2016) y "Lucero" (2017).

El último en llegar, en febrero de 2019, había sido "Barizo", de 110 centímetros de longitud y de 23 kilos de peso. Había aparecido varado en las costas de Malpica con síntomas de desnutrición y afección respiratoria.