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Los agricultores de O Salnés pierden la mitad de su verdura por la crudeza del invierno

-Las plantaciones de repollo y grelos se resienten seriamente por el exceso de lluvia -Los temporales de viento arrancaron los plásticos de varios invernaderos

Un miembro de Horsal, Carlos Sabarís, ayer en una de las fincas en las que plantó verdura. // Noé Parga

Lo normal en Galicia es que en otoño e invierno llueva. Pero quizás no tanto como ha llovido este año. Tanto es así que los agricultores de O Salnés han tenido daños muy cuantiosos. El exceso de lluvia y la falta de luz solar han hecho que muchas verduras se malogren o que hayan crecido mucho menos que en otras temporadas. Algunas fincas quedaron tan encharcadas de agua que apenas se podía entrar en ellas para trabajar. Y por si eso fuese poco, los temporales de viento arrancaron los plásticos de varios invernaderos, causando un daño económico considerable.

La cooperativa agrícola Horsal cifra en un 40 por ciento el descenso de producción de repollo durante la presente temporada. Y estima que el 20 por ciento de las lechugas plantadas a cubierto no alcanzarán el tamaño comercial por la falta de luz solar. En cuanto a los grelos, se han malogrado plantaciones enteras. "Para los cultivos de aire libre ha sido un año catastrófico", afirma el presidente de Horsal, Alberto Amil.

El presidente de la sociedad afirma que la práctica totalidad de los productores tendrán que hacer frente a las pérdidas, puesto que si bien existen algunos seguros para las explotaciones agrarias, pocos los contratan. "Aquí en Galicia no existe mucha costumbre de asegurar las cosechas", afirma Amil. Además, añade, los seguros son caros y en el caso de los invernaderos, "no compensa hacerlos", puesto que solo cubren la totalidad de la inversión si el siniestro se produce en un periodo de seis meses desde la firma del mismo.

"La indemnización se deprecia mucho cada año que pasa, y llega un momento en que apenas te cubren el coste de personal de cambiar los plásticos", añade. En su opinión, habría que buscar la fórmula para que los seguros fuesen más asequibles para el campo, "porque ahora mismo recaen todos los riesgos encima del agricultor".

Alberto Amil plantea que los agricultores a los que les volaron los plásticos también perdieron parte de sus cosechas, "porque por culpa del mal tiempo tardamos hasta tres semanas en cubrir de nuevo los invernaderos". Por ello, sus cultivos sufrieron durante más días de los deseables los rigores de la meteorología.

El gerente de Horsal, Fernando Veiga, señala que "incluso hay plantaciones donde se perdió el cien por cien de la producción" por culpa del exceso de lluvia, que fue de tal calibre que la tierra no era capaz de drenarla. En este sentido, hay productores que ya han tomado la decisión de fresar la cosecha, al considerar que sus verduras no alcanzarán el tamaño necesario antes de que el interés de los mercados por este tipo de productos caiga en picado.

"El peso medio de los repollos que comercializamos normalmente se sitúa entre el kilo y medio y los dos kilos", plantea Fernando Veiga. Pero este año no siempre es posible encontrar piezas de ese tamaño, y las de 1.200 gramos o un poco más ya se pueden considerar de buena calidad.

No le han ido mejor las cosas a quienes se animaron a plantar grelos, otra de las verduras indispensables del cocido. En vísperas del Entroido, y con Lalín ya calentando motores para el día grande de su Festa do Cocido (el 24 de febrero), el interés de los consumidores particulares y la hostelería por estas verduras está en uno de sus momentos álgidos, pero los agricultores de Horsal tampoco han tenido suerte esta campaña. "No ha parado de llover, y hay parcelas en las que no se recogió nada", explica el gerente de la cooperativa asentada en Vilariño (Cambados).

En términos generales, los mayores damnificados por las especiales condiciones meteorológicas de los últimos meses son los productores con parcelas al aire libre. Pero la producción en los invernaderos se ha visto igualmente resentida por el exceso de agua y de cielos cubiertos.

La falta de luz solar y la humedad han afectado a la lechuga, hasta el extremo de que según las estimaciones de los servicios técnicos de Horsal, habrá una merma de entre el 20 y el 25 por ciento de producción, cuando lo habitual en un otoño e invierno de condiciones menos adversas es que solo se pierdan en el camino entre el 10 y el 15 por ciento de las plantas.

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