El fútbol base vuelve a dar mal ejemplo. Un partido de categoría cadete -niños de 14 y 15 años- terminó con un enfrentamiento verbal entre aficionados, un entrenador y un adolescente humillado después de que el padre de uno de los jugadores llamara "gordo" al portero del equipo rival.

Sucedió el sábado en uno de los terrenos de juego de A Xunqueira (Pontevedra), donde se enfrentaban el ACD A Seca y el Arosa SC en un encuentro correspondiente a la Primera Autonómica de categoría cadete.

Tras una patada sin sanción

Corría el minuto 74, ya con el partido encarrilado para los visitantes (0-2), cuando un jugador del Arosa sufrió una fea entrada, sin balón, que lo dejó tendido en el suelo. El colegiado, Alejandro Gómez Cerqueiro, no señaló la falta, y cuando se paró el juego para atender al lesionado el portero del club vilagarciano corrió a atender a su compañero, aún tendido en el suelo, y a recriminar la actitud del jugador del A Seca que había cometido la falta, llegando a empujarlo tibiamente.

Fue en ese instante cuando desde la grada un padre llamó "gordo" al portero, desencadenando la trifulca verbal aludida. El entrenador del Arosa, David Cascallar, se acercó al árbitro para reprocharle su actitud, ya que no hizo nada al escuchar el insulto proferido contra el portero, de solo 14 años.

Las protestas del entrenador del Arosa le costaron la roja directa, que también vio, una vez terminado el encuentro, el propio portero arlequinado, cuando al dirigirse hacia el túnel de vestuarios dijo a un compañero que "algunos árbitros siempre serán malos"; palabras que escuchó el colegiado del encuentro, de ahí la cartulina que le mostró.

"Defendí a mi jugador"

"Defendí a mi jugador"El ambiente estaba muy caldeado, como consecuencia de la falta, el insulto hacia el joven portero y la expulsión del entrenador, quien tras el choque explicó: "Hice lo que yo creo que tenía que hacer, defender a mi jugador como si fuera mi hijo ante unas personas que no tienen ni nombre; solo me dirigí al árbitro para pedirle que lo reflejara (el insulto) en el acta y que se diera cuenta de lo que allí estaba pasando, pues se trata de niños, y considero que nuestro deber es darles una educación deportiva adecuada, tratando de formarlos como personas".

El entrenador del Arosa cadete sostiene que "en ningún momento" faltó al respeto "al árbitro ni a nadie", pero teme que "después de lo que puso en el acta del partido" puede recibir una dura sanción.

Apoyo incondicional de los progenitores

La reacción de los padres de los jugadores del Arosa no se hizo esperar. Arropan plenamente al entrenador, piden a la Federación que actúe contra el colegiado -no contra el míster- y tildan de "vergonzoso" lo ocurrido en A Xunqueira, ya que "no se puede tolerar que insulten desde la grada a un niño y que el árbitro no haga nada".

Los progenitores, dispuestos a "acudir donde haga falta" y a "firmar donde sea necesario" en defensa de su entrenador, sostienen que Cascallar "ha estado supercorrecto, defendiendo a uno de sus jugadores frente a quienes le insultaban".

Llegan a darle las gracias por tratar de proteger a los niños e insisten en que "no se puede permitir que sean insultados desde la grada", por eso consideran que "hay que actuar como equipo y como club para que hechos así no se repitan; eso es lo que pretendía Cascallar pidiendo al árbitro que reflejara en el acta lo que había sucedido".

Los padres de los jugadores del Arosa critican con dureza la labor del colegiado, que además de las dos expulsiones mostró tarjetas amarillas al segundo entrenador y a cuatro jugadores más del equipo arlequinado.