El Refugio de Cambados cuenta con 55 perros, gatos y tres caballos en estos momentos, pero a lo largo del año gestionan unas 350 adopciones o más debido al elevado nivel de abandono de mascotas a pesar de las campañas de concienciación llevadas a cabo.

"La mayor parte del dinero se gasta en atención veterinaria, tanto en campañas de esterilización, vacunación o desparasitación de los animales", explica con resignación la responsable de esta perrera que reconoce que tienen que activar muchas adopciones de perros de edad avanzada "porque las condiciones del refugio no son ya las más adecuadas".

Son los voluntarios los que se suelen hacer cargo de estos animales de difícil adopción. "Esta semana pasada enviamos tres a Alemania, entre ellos a Uva que vivió encadenada en una bodega y tenía problemas de ceguera y obesidad".

Y también en estos días, el decano del Refugio, de nombre Suso," se fue para una casa de Padrón tras cuatro años y medio a la espera de una familia adoptiva. El perro es muy mayor pero gracias a esta adopción parece que ha recuperado agilidad y resistencia.

"Colocar a los abuelos del Refugio suele ser una tarea muy complicada, pero son animales que necesitan atención en su última etapa de la vida, igual que una persona", expone Olga Costa, contraria a que se sacrifiquen pero sobre todo enojada con aquellos que se desprenden de estos animales cuando empiezan a tener achaques.

La fiesta de San Antón sirvió al menos para sacar a colación este tipo de casos que merecen como mínimo una reflexión.

"Duque" es un precioso y dócil gato de angora que el pasado verano se jugaba la vida, entre veloces coches, al borde de la vía rápida entre Cambados y Ribadumia. Está sordo pero se adaptó a las mil maravillas a su nuevo hogar en el que convive con dos perritos "westies", tan blancos como él, con los que incluso comparte comida en el mismo plato.

María José Parada lo rescató del peligro cuando lo vió agazapado en el arcén del corredor. "Me dio pena, paré el coche y lo recogí", explica.

Ahora, junto a su hijo Miguel, está encantada con su nuevo "peluche" porque "se ha adaptado a toda la familia desde el primer momento, aunque descubrimos que era macho cuando acudimos al veterinario para esterilizarlo, por eso en los primeros días la llamamos Duquesa".

Los dos "westies" y la nívea felina acudieron ayer a recibir la bendición de Cambados, un acto en el que el párroco José Aldao invitó a todos a "cuidar, respetar y querer a los animales de compañía", unos seres que tanto aportan a los seres humanos.