Una patrullera de la Guardia Civil y un barco pesquero encallaron ayer en la rada de O Corgo, en O Grove, aparentemente a causa de la acumulación de sedimentos en el lecho marino.

Básicamente, puede decirse que la acumulación de todo tipo de residuos en el mar, los desperdicios generados por la actividad pesquera y acuícola, el movimiento de áridos derivado de la acción de las corrientes y otros factores hacen que el nivel del fondo del mar vaya subiendo, por lo que cada vez queda menos masa de agua para las embarcaciones.

Y cuando esto sucede las naves pueden quedar encalladas, incluso en zonas donde antiguamente tenían un calado más que suficiente.

Eso es lo que sucedió ayer en O Grove, y es solo un ejemplo de lo que está sucediendo en este y otros puertos de la ría de Arousa, donde la flota dice haber detectado un incremento significativo de accidentes marítimos o, cuando menos, serios contratiempos, derivados siempre de lo que consideran un deficiente calado en diferentes puntos.

En el sector sostienen que "es necesario efectuar los dragados prometidos desde hace años y aún pendientes de ejecución; antes de que este tipo de accidentes que pueden parecer menores acaben convirtiéndose en una tragedia".

Quienes así se posicionan aclaran, igualmente, que "a causa de la acumulación de sedimentos hay zonas en las que se ha visto notablemente reducido el calado, incluso dentro de los puertos o zonas de amarre supuestamente seguros para la flota".

Es esto lo que lleva a los marineros y armadores a reclamar a la Xunta que "actúe con urgencia", a través de Portos de Galicia, instándola a efectuar "esos dragados tan necesarios para nosotros, antes de que tengamos que lamentar alguna desgracia", repiten una y otra vez.

Manuel Mascato es el armador del barco pesquero grovense que lleva su nombre; una nave de casi 17 metros de eslora construida en acero en el año 2003 que se emplea habitualmente para el manejo de miños y nasa de pulpo, aunque también tiene permiso para el uso de palangrillo, vetas y liña o cordel.

Es el mismo pesquero que ayer, cuando estaba amarrado en el puerto de O Grove, quedó encallado sobre el fango cuando bajó la marea, escorándose hacia el costado que daba al mar y sufriendo así una vía de agua.

Sucedió poco antes de mediodía, cuando la bajamar se situaba en 0,40 metros. Una cota que no implica, ni mucho menos, un descenso excepcional, pues el nivel del agua aún puede retirarse hasta los 0,20 metros, como sucederá el 10 de febrero, o hasta los 0,10 metros sobre la línea de bajamar escorada, que es lo esperado para el 10 de marzo.

Pero a pesar de que esa bajada da no fue acusada, y de situarse el barco "Manuel Mascato" en una zona supuestamente segura, "quedó en seco por falta de dragado", lamenta el propietario

Es un lugar en el que "no debería suceder esto", reflexiona este experimentado armador antes de explicar que los últimos muestreos o mediciones realizados en la ensenada de O Corgo se remontan a 2005, "por lo que han cambiado mucho las cosas desde entonces, acumulándose una gran cantidad de sedimentos que, indudablemente, aumentan los problemas y riesgos", advierte.

Mascato, que presenció como la patrullera de la Guardia Civil del Mar también sufría el descenso de la marea golpeando su casco contra el lecho marino, sostiene que en la Consellería do Mar y la cofradía de pescadores son conocedores de esta situación, por lo que confía en que "actúen de inmediato".