Vilagarcía lleva más de una década sin construir edificios de nueva planta (el Concello concedió el pasado verano la primera licencia de vivienda colectiva desde entonces), pero a pesar de este largo parón, se siguen vendiendo pisos, claro está de segunda mano. Y cada vez más. Entre enero y septiembre se firmaron en la capital arousana 251 operaciones de compraventa, lo que supone 44 más que en el mismo periodo de 2018, según los datos publicados por el Instituto Galego de Estadística (IGE). Ese volumen de ventas representa la segunda cifra más elevada en la última década, solo superada por las 260 viviendas colocadas en el mercado en los primeros nueve meses de 2017.
Este año 2019 ya comenzó bien, convirtiéndose el primer trimestre en el mejor arranque del año desde 2009, con 69 transacciones. Y los siguientes meses fueron todavía mejores, con 110 ventas entre abril y junio. En verano (de julio a septiembre) cambiaron de propietario 75 pisos y casas en Vilagarcía, una cifra que también supera con creces las de terceros trimestres de años anteriores. A expensas de conocer los datos oficiales del cómputo de los doce meses, fuentes del sector inmobiliario adelantan que 2019 ha sido un buen año de ventas.
Además, los precios acompañan para los vendedores, pues en el tercer trimestre han vuelto a crecer con respecto a ese mismo periodos en años anteriores. Según las tasaciones publicadas por el Ministerio de Fomento entre julio y septiembre el precio medio en la capital arousana se situaba en 928,9 euros el metro cuadrado, un importe superior a los 911 euros registrados en 2018 o a los 914 de 2017.
No obstante el precio de la vivienda continúa siendo ligeramente más barato en Vilagarcía que en Redondela, donde el precio cuadrado se sitúa en 936,7 euros según las mismas fuentes.
De los municipios con más de 25.000 habitantes de la provincia, Marín presenta los precios más asequibles, con una media de 891,7 euros el metro cuadrado. En el lado contrario se encuentra Vigo, la ciudad más poblada de Galicia, con un precio de 1.474,7 euros, casi 300 euros más que en Pontevedra, con 1.180 euros el metro cuadrado.
Aunque la mayoría de clientes que entran en una inmobiliaria en busca de un piso su primera opción es uno nuevo, muchos deben conformarse con uno de segunda mano, ya que la construcción de vivienda colectiva todavía no ha despegado. Hay varios promotores en Vilagarcía con proyectos en cartera, pero por el momento los únicos que han recibido licencia municipal y han podido comenzar las obras son los dos bloques que se están levantando en la avenida de Rodrigo de Mendoza, con 24 y 17 pisos respectivamente.
Con respecto a la financiación, los bancos han abierto el grifo, si bien ponen sobre la mesa mayores exigencias que en épocas de bonanza. Y es que en la actualidad los compradores deben tener unos mínimos ahorros para poder hacer frente a la adquisición del inmueble, ya que se suele financiar hasta un 80% del importe.
Además de la concesión de hipotecas, los desorbitados precios del alquiler en la capital arousana (entre 450 y 500 euros un piso céntrico en buenas condiciones) y la ínfima oferta en este mercado empujan a los ciudadanos a decantarse por la compra. Y es que muchas veces pueden conseguir un crédito con una cuota igual o incluso inferior que la renta que tendrían que abonar por un piso en régimen de arrendamiento.
Otra prueba de que la compraventa de viviendas está cogiendo impulso es la apertura de oficinas inmobiliarias en los últimos años en Vilagarcía. En la actualidad rondan la treintena.
