El varamiento masivo de delfines comunes que se produjo en la víspera de Reyes en la ría de Arousa se ha saldado con la muerte de tres ejemplares, la mitad del grupo avistado. El biólogo de la Coordinadora para o Estudo dos Mamíferos Mariños (Cemma), Alfredo López, apunta que perecieron el ejemplar que llegó hasta Pontecesures, el que llegó a ser liberado del fango en las Torres de Oeste (Catoira), y la madre que había varado cerca de una playa de Neixón (Boiro).

Los técnicos del Cemma pasaron la mañana de ayer retirando los cadáveres y realizándoles las necropsias. El primer examen, sin embargo, no ha arrojado luz sobre las causas del varamiento y posterior muerte de varios de ellos. Padecían enfermedades crónicas, pero no tan graves como para explicar el fatal desenlace.

Agónico rescate de un delfín varado en seco en Catoira

Agónico rescate de un delfín varado en seco en Catoira

"Son animales que llevaban varios días sin comer, y eso podría explicar su estado de debilidad y que buscasen el agua dulce, pues cuando tienen hambre y empiezan a estar deshidratados se encuentran mejor en el agua dulce, pues se rehidratan", explica López. Sin embargo, el hecho de que pudiesen estar débiles por la falta de alimento tampoco da respuesta a la pregunta de por qué se adentraron en el corazón de la ría de Arousa.

El domingo se avistaron seis ejemplares de delfín común en Arousa. Se trata de una especie de cetáceo que vive en mar abierto, y que rara vez entra en la rías, de ahí que su presencia llamase la atención de los especialistas. Lo extraño es que una vez dentro de la ría, se separaron. Dos de los ejemplares llegaron hasta el puerto de Vilagarcía; otros dos (una madre y su cría) fueron hasta Boiro, quedando varados; y otros dos subieron hasta remontar el río Ulla.

Un delfín navega por las aguas dulces de Pontecesures

Un delfín navega por las aguas dulces de Pontecesures

Los que subieron por el río

Uno de los cetáceos fue avistado en Pontecesures, y el segundo fue encontrado, ya en seco, junto a las Torres de Oeste.

Este ejemplar fue liberado por Protección Civil de Catoira, los Bomberos de Vilagarcía y operarios del Concello de Catoira, que recibieron las instrucciones de los biólogos del Cemma por teléfono, pues estos estaban trabajando en Neixón. Allí, la madre murió, y los biólogos liberaron en el agua a su cachorro, ya que tenía unos seis meses, edad suficiente para alimentarse de forma autónoma.

Mientras, en Catoira, el delfín fue rescatado y liberado en una zona intermareal, muy cerca del puente del tren de alta velocidad. Sin embargo, el animal no bajó hacia el mar, como se esperaba, sino que volvió a remontar el río, para desolación de sus rescatadores.

La situación se complicó más durante la mañana de Reyes. En la víspera no se pudo hacer nada por el individuo de Pontecesures, puesto que se encontraba en aguas profundas, y el lunes fue avistado ya dentro del término municipal de Padrón, subiendo por un pequeño arroyo afluente del Ulla.

Su aventura no duraría mucho más, pues esa misma tarde fue localizado varado y moribundo. Los miembros del Grupo de Emerxencias Supramunicipal (GES) de Padrón intentaron liberarlo con el apoyo telefónico del Cemma, pero el mamífero murió antes de que pudiese completarse la operación.

Igual suerte corrió el ejemplar que en la víspera había sido liberado del barro en las Torres de Oeste. El lunes apareció varado en Boiro, cerca de la zona donde habían quedando los otros dos ejemplares el día anterior. Y tampoco fue posible hacer nada por él.

El Cemma explica que por el momento no se tienen noticias ni del cachorro (que mide poco más de un metro), ni de los dos adultos del puerto de Vilagarcía. "En estas ocasiones, la falta de noticias puede ser una buena noticia", remarcó Alfredo López.

Los delfines comunes viven de media entre 20 y 30 años, y aunque no se puede determinar la edad exacta de los que han muerto estos días -harían falta pruebas más complejas-, los técnicos sí creen que eran de edad avanzada, "porque tenían los dientes gastados". Eran de unos dos metros de longitud, y la gran pregunta ahora es por qué se separaron de la manada y entraron en la ría.

Los delfines comunes pueden llegar a integrar manadas de más de un centenar de ejemplares, pero es habitual que después estas se dividan en subgrupos, "que se separan y se fusionan", según el momento y sus necesidades, explica López.

La media docena de cetáceos que entraron el domingo en la ría arousana formarían un grupo, y por alguna razón se desgajaron del mayor. El biólogo del Cemma admite que por el momento es imposible saber por qué lo hicieron. "Quizás uno de ellos entrase en la ría porque estaba enfermo, y los demás lo siguieron". Pero son solo teorías especulativas.

Los técnicos seguirán en los próximos días recabando datos sobre este extraño incidente, al tiempo que se le seguirá la pista a los dos adultos y el alevín que parecen haber sobrevivido.

Varamiento de "arroaces"

Es habitual ver delfines en la ría de Arousa, pero se trata de individuos pertenecientes a la especie mular, los llamados "arroaces". Tampoco sería extraño que los delfines mulares ascendiesen un curso fluvial, y de hecho ya se han descrito casos de ejemplares que pasaron una semana en el Lérez.

Sin embargo, ese comportamiento no se da con los delfines comunes, que no suelen prodigarse en aguas interiores.

Los últimos días también se produjeron sendos varamientos de "arroaces" dentro de la ría, pero lo hicieron de forma individual y se trata de episodios que entran dentro de lo que se pueden considerar normal. La meteorología no parece estar detrás de ninguno de estos episodios, pues se registraron en momentos de tiempo estable en el mar.