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Derroche de imaginación en un belén que aprovecha el ciclo de vida del maíz y el mimbre

Elaboran las figuras con hojas, bellotas, cajas de galletas y envoltorios de medicamentos

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Un Nacimiento de "vimbios" y "casulas"

Una veintena de vecinos de Pontecesures montan cada año un original, laborioso y llamativo belén en el lugar de Porto; una composición que en cada edición varía su composición y despierta enorme interés tanto entre los vecinos de este municipio ribereño como en otros cercanos.

En el mismo se incluyen este año las típicas figuras de un Nacimiento cualquiera, como el Niño Jesús, María, José y los animales que dan calor al lado del pesebre, junto a los ángeles y los Reyes Magos que se acercan con sus camellos. Pero todo ello a tamaño real y empleando en su confección los característicos "vimbios" (mimbre) del rural gallego o las hojas ("casulas") que cubren la mazorca del maíz, de la que se aprovechan también sus "barbas" y la coronta o eje de la espiga, el conocido y multifuncional "carozo".

Eso sin olvidar las bellotas que se obtienen de los robles para convertirlas en los ojos de los animales de este Nacimiento, entre otros productos procedentes directamente de la madre naturaleza que se convierten en sorprendentes objetos decorativos gracias a la imaginación que derrochan quienes se encargan de este montaje.

El protagonismno de la lamprea

Son materiales que se emplean también para representar a un leñador y un pastor, para levantar un gran árbol navideño y para dar forma a las "patifas", o lo que es lo mismo, las mujeres que, cargadas con sus cestos de mimbre a la cabeza, recorrían villas y aldeas vendiendo pescado.

En este caso, como no podía ser de otro modo, por tratarse de Pontecesures, la pescantina que se dirige al Nacimiento está cargada de lampreas, a las que también se da forma con los "vimbios", como se hace con los ejemplares representados como si estuvieran en el río Ulla, dentro de las nasas butrón con las que se pesca habitualmente este característico pez.

El ciclo de la vida

Dar forma a todo esto, además de manera desinteresada y solidaria, significa reivindicar el rural y mantener vivas las tradiciones, pero también aprovechar al máximo el ciclo de la naturaleza, ya que los "vimbios" que se cortan en invierno deben ser moldeados, dando forma con el paso de los meses a cada una de las figuras que integran este Nacimiento.

Al igual que las hojas que recubren el maíz deben ser puestas a secar y bien almacenadas, para después darles forma y crear múltiples elementos de este belén, de ahí que los trabajos de montaje del mismo comiencen, prácticamente, con un año de antelación.

Los mimbres dan forma, sobre todo, al armazón o esqueleto tanto de las figuras humanas como de las lampreas y camellos, mientras que para el cabello de los personajes se emplean las "barbas" de las espigas de maíz.

Asimismo, las cajas de cartón de las galletas que se comen los montadores durante el arduo trabajo que realizan, se reservan para las coronas de los Reyes, cuyas capas a base de "casulas" se rematan y decoran con brillantes joyas que son, en realidad, plásticos obtenidos de los recipientes de medicinas que aportan los propios vecinos de Pontecesures.

Como se explicaba al principio, el belén de Porto varía su composición cada año. Esta es una foto que muestra el de 2018:

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