El Día Internacional de las Personas con Discapacidad no pasó por alto en Ribadumia. El Concello llevó a cabo una campaña de concienciación en las puertas del edificio municipal en la que se visibilizó la igualdad de méritos de las personas independientemente de sus capacidades.

Conseguir la plena inclusión es una cuestión a la que se accede con voluntades que pretenden la más absoluta normalización. En Ribadumia apostaron ayer por conjugar hábitos como la lectura y la puesta en valor de personas con discapacidad cuyo ejemplo de vida relativiza cualquier tipo de limitación física o intelectual.

Ocho marcapáginas, cada uno con una historia diferente y a cada cual más valiosa. Así se simbolizó la lucha contra aquellas actitudes que pretenden menoscabar a otros simplemente por ser "diferentemente iguales", que es el nombre de una campaña que quiere abrir los ojos a aquellos que todavía se resisten a la relativización del poder de las voluntades.

Sueños olímpicos, formar una familia, superar barreras de todo tipo, conseguir un trabajo... Esas son solo algunas de las temáticas que ilustran historias humanas verdaderas y que han quedado para siempre en los marcapáginas emitidos en Ribadumia. Fueron muchas las personas que incluso dudaron a la hora de elegir el suyo. Otras no quisieron pasar por ese trance y se quedaron con más de uno a sabiendas de la buena causa que se escondía detrás.

La vida de unos héroes anónimos que sin necesidad de superpoderes consiguieron lo que para algunos casi pudiera parecer un milagro. Lecciones de vida con espíritu reivindicativo y que dejan patente que nada es imposible si la mentalidad es la adecuada. Que aquellos que forman parte de la minoría más amplia del mundo son, sobre todo, seres humanos con los mismos sentimientos, las mismas necesidades y las mismas ilusiones y que, no cabe duda, se merecen las mismas oportunidades y el máximo de los respetos.

La pelea contra la ignorancia y el desconocimiento es otra de las metas que se esconde detrás de cualquier acción encaminada a visibilizar las capacidades que minimizan cualquier obstáculo. La normalización de lo cotidiano está aún más que justificada cuando nos referimos a colectivo tan enorme de personas. Un deber social que entra dentro del civismo y la educación de cualquiera, pero que todavía tiene muchas barreras que superar en una sociedad todavía en proceso de apertura y adaptación.

El acercar a esas personas y sus hazañas, héroes anónimos, al conocimiento general fue otro de los objetivos marcados en la campaña desarrollada en Ribadumia. Una ruleta daba la posibilidad de conocer a esas personas y compartir con ellas una conversación. En ello destacó la implicación de asociaciones como Bata o Esperanza Salnés, quienes se encargaban de mediar entre las partes.

Todavía queda mucho por hacer en materia de inclusión, pero el camino ya fue mucho más largo. En Ribadumia tienen claro que no van a desfallecer.