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Vilanova festeja la labor de Don Tucho

El sacerdote llegó a San Cipriano hace 25 años con la congregación Dorotea

El sacerdote Don Tucho Sineiro agradece la asistencia de feligreses a la misa solemne de sus bodas de plata en la parroquia. Abajo, los niños de la catequesis, durante la celebración litúrgica. // Noé Parga

El párroco de San Cipriano, a quien todos conocen como Tucho Sineiro, recibió el calor de sus feligreses en el 25 aniversario de su llegada a Vilanova acompañado por una comunidad de monjas de la congregación Dorotea.

La efemérides propiamente dicha se celebra el próximo 30 de octubre, día en el que se habrá una misa solemne a las siete de la tarde para recordar la fecha real de su llegada, que coincide con la víspera de Todos los Santos y Difuntos, y por tanto con la Novena y la tradicional procesión al cementerio.

Se subrayó esta coincidencia durante la misa concelebrada y cantada de ayer a mediodía, una Eucaristía a la que asistieron numerosos feligreses que llenaron el templo para acompañar a su párroco a la vez que acudir a los actos de catequesis y al bautizo de Tiago, en plena ceremonia litúrgica.

Un cúmulo de acontecimientos que fueron el preámbulo de una jornada especialmente inolvidable para Antonio Sineiro, quien a sus 81 años de edad, ha conseguido empatizar con una parroquia que parece estarle siempre agradecida.

Se vio desde el primer momento. "¡Qué alegre esoy señor de estar contigo!" cantaba Tucho Sineiro a los niños de la Catequesis que pronto acompañaban con palmas la alegre y contagiosa canción religiosa infantil.

Luego el sacerdote recorrió todos los bancos, uno por uno en la fila de adelante, para saludar luego a todos los demás, antes de comenzar con la Santa Misa cantada.

A su término, los asistentes pudieron disfrutar de la exposición en A Pastoriza sobre los actos religiosos más importantes del último cuarto de siglo, tiempo en el que el sacerdote natural de Ribadumia conquistó a toda la parroquia con su buenhomía.

No finalizaron ahí los actos. Hubo regalos, fotos de familia, y una comida especial en un conocido restaurante de Cambados. Una jornada en la que se recordó la misión pastoral que ha ejercido Sineiro junto a labores educativas, sociales, culturales y de ayuda a colectivos como Cáritas que han atendido las necesidades más básicas de familias con escasos recursos y a los que Don Tucho tendrá que seguir acompañando muchos años más.

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