La presión social y política ha conseguido arrancar a la Diputación de Pontevedra el compromiso de eliminar ocho de los dieciséis badenes instalados hace solo unos meses en un tramo de apenas un kilómetro perteneciente a la carretera entre Dimo y Coaxe, en el Concello de Catoira.
Su colocación estuvo rodeada de polémica desde el principio, centró parte de la campaña electoral en las pasadas municipales, propició la recogida de más de quinientas firmas pidiendo su supresión y dio lugar a un acuerdo unánime del pleno de la Corporación que, a propuesta del PP, también reclamaba la retirada de parte de esos elementos.
En el ente provincial, que impulsó la mejora como una forma de garantizar la seguridad viaria, insisten en que todo está en orden y en que esos "badenes" o "lombos" respetan la legalidad. Pero aún así, atendiendo a la demanda y la presión social, accede a retirarlos.
Después de haber invertido 80.000 euros en esas y otras medidas de "calmado del tráfico" en la carretera provincial EP- 8703, y más concretamente en el entorno del punto kilométrico 1+600, la Diputación explica la eliminación de 8 de los 16 "lombos" diciendo que "se atiende así la demanda de los colectivos vecinales". Y se hace "en base a los últimos informes técnicos que, si bien afirman que las medidas cumplen con la legalidad, asumen que esta modificación es posible".
Dicho de otro modo, que "no hay ningún dispositivo situado incorrectamente, la separación entre ellos cumple lo establecido en el proyecto y las recomendaciones de distancias mínimas entre dispositivos, no hay reductores situados en medio de la curva y todos están bien posicionados".
Pero a pesar de que no hay nada que objetar, según los técnicos, el ente provincial da marcha atrás alegando que "con la experiencia acumulada en estos años en el diseño de los actuales proyectos, las medidas se pueden reformular y es posible reducir el número de dispositivos de cara a mejorar la percepción de la obra tanto por parte de las personas usuarias de la vía como por parte de los vecinos".
Así pues, a la espera de que se haga realidad esta rectificación, los vecinos parecen haber ganado una batalla que alcanzó su punto álgido hace menos de un mes, cuando la Corporación municipal acordó dirigirse a la Diputación para que revisara la polémica obra de mejora de la seguridad vial en la carretera principal de Dimo.
"Mal hechos"
El acuerdo se tomó después de que se recogieran medio millar de firmas para protestar por la situación, alegando los vecinos que los badenes reductores de velocidad "están mal hechos", pues son tan estrechos que algunos coches bajos sufren impactos contra el suelo al empezar a bajarlos.
Los vecinos, que acudieron a aquel pleno para dejar patente su enfado, llegaron a asegurar que circular por la carretera principal de Dimo se ha convertido en tal tortura que cada vez son más los conductores que se desvían por pistas secundarias, "generando problemas de seguridad vial en viales estrechos".
Asimismo, los denunciantes de la situación argumentaron que dichos "lombos" resultan "muy molestos para las personas que padecen algún tipo de problema físico, como dolores de espalda.
Este asunto, como se explicó anteriormente, fue uno de los ejes centrales de la campaña electoral, cuando el PP se hizo eco del enfado de los ciudadanos por la instalación de los 16 elementos reductores de velocidad en un tramo de apenas un kilómetro.
El grupo conservador, dirigido por Iván Caamaño, alegaba entonces que la inversión realizada por la Diputación "no gustó nada a la mayor parte del vecindario por el emplazamiento elegido para los reductores y la falta de comunicación del Concello, que no buscó el consenso para aplicar una medida beneficiosa que se ha convertido en un obstáculo".
