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Análisis demográfico de las aldeas de O Salnés en la última década

Solobeira, la segunda parroquia más pequeña de Vilagarcía, resiste la despoblación del rural

Tiene más habitantes que en 2008 - Fontecarmoa es el barrio de menor superficie del municipio y también gana vecinos - El lugar de toda la comarca más deshabitado es Besomaño (Ribadumia), con solo 139 personas

En la última década, la comarca de O Salnés ha perdido quinientos vecinos, al pasar de los 110.233 censados en 2008 a los 109.715 de la actualidad. Pero esta -tímida- despoblación no ha afectado a todos los municipios por igual. Ni tampoco a las parroquias.

Mientras la mayor parte de los cascos urbanos van ganando habitantes, el rural se va desertizando. Ejemplo de ello es la aldea de Besomaño, la menos poblada de todo O Salnés, con solo 137 vecinos y una tendencia en caída (tenía 178 hace diez años), pues su población está muy envejecida, muchos jóvenes hicieron las maletas y por tanto apenas nacen niños. "Hay 23 casas vacías y ya solo nos quedan dos vecinos de 85 años. Menores de edad no llegan a veinte", comenta Ramón Pintos, natural de esta recóndita parroquia ubicada en la parte más alta de Ribadumia.

En el lado contrario se encuentra Solobeira, la segunda parroquia más pequeña (con 1,2 kilómetros cuadrados) de Vilagarcía y también la menos poblada del municipio. En el conjunto de la comarca ocupa el segundo puesto en el ránking de las aldeas más deshabitadas, por detrás de Besomaño, pero su evolución ha sido totalmente distinta. Y es que Solobeira, este pequeño lugar atravesado por la carretera a Pontearnelas que linda con el ayuntamiento de Vilanova (los niños suelen ir a Tremoedo al colegio), resiste con nota la despoblación del rural. Un auténtico reducto en el que sus vecinos enraízan generación tras generación.

Teresa Oubiña, ya jubilada, continúa viviendo en la tierra que la vio nacer. "Todos mis hijos siguen aquí", dice satisfecha. Asegura que es un sitio muy tranquilo y agradable para vivir. "Poca gente se marchó. A los que somos de aquí nos gusta este lugar; de hecho en los últimos años se hicieron muchas casas nuevas por parte de gente que nació aquí", relata la vecina al regresar de coger castañas.

Actualmente están censadas en Solobeira 214 personas, siete más que en 2008. Conserva una de las escuelas unitarias que quedan abiertas en Vilagarcía, junto con las de Bamio, Guillán y Aralde.

También Fontecarmoa, la parroquia más pequeña de Vilagarcía, con solo medio kilómetro cuadrado de superficie, ha incrementado su padrón de habitantes: en 2008 tenía 363 y en 2018 alcanzaba los 512, según los datos del Instituto Galego de Estadística (IGE).

Así las cosas, Solobeira y Fontecarmoa son las únicas parroquias del rural vilagarciano que han ganado vecinos. Las demás, sin excepción, han experimentado un descenso demográfico con respecto a hace diez años. Son Sobrán, Rubiáns, Cornazo, Cea, Bamio y el extrarradio de Carril (como por ejemplo Trabanca Sardiñeira). El centro carrilexo, es decir, la parte más próxima al mar, ha crecido (de 1.531 a 1.804 vecinos), como también lo ha hecho el casco urbano de la ciudad, englobado en la parroquia de Santa Eulalia de Arealonga, la más poblada de toda Galicia con un padrón superior a los 20.000 habitantes.

En relación a los demás municipios de la comarca, analizando la evolución a lo largo de la última década, Cambados registra cifras positivas, con un incremento próximo a los 200 habitantes. El crecimiento se concentra en el centro (de 6.622 vecinos en 2008 a 6.911 en 2018) y en Corvillón (de 2.164 a 2.328).

El siguiente concello en nivel de población es O Grove, si bien ha perdido más de 500 vecinos en un periodo de diez años, fundamentalmente en la parroquia de San Martiño, en el centro, pues la de San Vicente se mantiene prácticamente igual que entonces. El censo meco se sitúa en 10.700 ciudadanos.

Le sigue muy de cerca Vilanova, con 10.352 habitantes, 300 menos que en 2008. La despoblación afectó a todas las parroquias a excepción de la del centro (San Ciprián), que ha desbancado a Caleiro como la más poblada.

A Illa se mantiene en los 4.958 habitantes (4.928 en 2008), mientras que Meis y Meaño han sufrido una fuga de vecinos, salvo en las parroquias de Lores, Padrenda, San Vicente y San Tomé de Nogueira, en las que hoy vive más gente.

Los mejores datos de la comarca se encuentran en Ribadumia, con un incremento de casi 300 vecinos que protagonizan Barrantes y la parroquia de Santa Baia.

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