La vía rápida de Cambados a Vilagarcía tuvo en su día, como muchas otras carreteras, unos pivotes de plástico en el eje central para evitar los adelantamientos indebidos y las invasiones de carril por descuido. Pero las balizas fueron muy cuestionadas por muchos conductores, y los propios servicios de emergencias las veían como un estorbo cuando pretendían adelantar con las señales de prioridad.

En 2017, la Axencia Galega de Infraestructuras, dependiente de la Consellería de Infraestructuras de la Xunta de Galicia, renovó completamente el firme de la VG-4.3, y aprovechó para quitar las balizas, muchas de las cuales ya habían desaparecido en sucesivos accidentes de tráfico. A cambio, en esas zonas se pintó una doble línea continua en el eje, con resaltes y captafaros, o reflectantes. Esos dispositivos advierten al conductor de que está cambiando de carril cuando pasa por encima de ellos con el coche.

La Xunta considera que esa doble línea es efectiva para evitar distracciones, pero recuerda que el accidente del martes sucedió en un lugar de la carretera donde sí está permitido adelantar, por lo que no se pueden instalar ni balizas ni otros medios disuasorios. En cualquier caso, la Axencia Galega de Infraestructuras realiza un seguimiento constante de incidencias en las carreteras.