Katia Álvarez Bugarín (O Porriño, 1978) participó en la mesa redonda organizada ayer en Martín Códax por la asociación Amigos do Capítulo Serenísimo do Viño Albariño-Rías Baixas, con motivo del Día Internacional de las Mujeres Rurales. Ingeniera técnica agrícola por la Universidade de Santiago, y licenciada en Enología en La Rioja, es directora de Enología de Martín Códax desde hace una década.

-¿Se ha avanzado más en igualdad de género en el sector del vino que en otras actividades agroalimentarias?

-Hay muchas explotaciones ganaderas y agrícolas llevadas por mujeres, pero quizás la presencia de mujeres sea aún mayor en Rías Baixas. Esta es una denominación de origen joven, que se ha desarrollado en los últimos treinta años, por lo que no se ha visto sometida a tantas ataduras socioculturales como otras denominaciones más antiguas. Además, las mujeres de mi generación nos estábamos incorporando al mercado laboral al mismo tiempo que las bodegas de Rías Baixas empezaban a demandar personal cualificado. En La Rioja, en cambio, el peso cultural era tan grande que no ha llegado a producirse una incorporación de la mujer a puestos directivos al mismo nivel que aquí en Galicia.

-¿Le costó ser aceptada como directora de Enología por el hecho de ser mujer?

-No. Salí al mundo laboral hace veinte años, y lo que me encontré en Galicia fue una empresa que me ofreció el desarrollo de una carrera profesional sin tener que conformarme con un puesto menor. En otras zonas de España no habría tenido una oportunidad de desarrollo profesional tan natural.

-¿Hicieron carrera en la Enología muchas mujeres de su generación?

-Si miro hacia atrás, puedo decir que todos los hombres de mi promoción están trabajando como enólogos, directores de viticultura o en puestos similares, mientras que algunas de mis compañeras han renunciado al sector o se han reciclado en puestos de investigación o de laboratorio.

-¿Hay aún algún oficio vedado a las mujeres en el mundo del vino, como por ejemplo la aplicación de los fitosanitarios?

-Hoy por hoy, no. Nuestra masa social ya es más femenina que masculina, y en vendimia ves tantas mujeres como hombres en los tractores.

-¿Funcionan mejor las empresas dirigidas por mujeres?

-No soy partidaria de ir a los extremos. Yo considero que las empresas que mejores decisiones toman son aquellas donde los órganos de dirección son mixtos. Mujeres y hombres tenemos diferentes formas de pensar, y cuando ambos participan en los órganos de dirección, el debate es más rico, más dinámico. Yo soy partidaria de las direcciones mixtas, pero siempre y cuando sea por méritos propios de la persona, y no por cuestiones de género. Hay que dar oportunidades por igual. Lo más importante de todo es que las personas con funciones directivas sean válidas.

-Otra problemática que atañe al rural es la despoblación. ¿Qué necesitan los profesionales y los jóvenes para aceptar asentarse fuera de los núcleos urbanos?

-Es complicado. Necesitamos oportunidades e infraestructuras. Necesitamos comunicaciones 4G, buenas carreteras, un hospital cerca, educación de calidad cercana para nuestros hijos... La gente que valora asentarse en el rural necesita que le den facilidades para poder desarrollar proyectos nuevos, puesto que en el rural gallego hay pocas empresas grandes que puedan ofrecerte un empleo que colme todas tus expectativas. Por eso hay que facilitar el emprendimiento, y que las personas que tienen ideas no se encuentren con trabas constantes. Y también hacen falta medidas de conciliación. En una ciudad, es fácil encontrar un Plan Madruga para los hijos o una residencia para una persona mayor dependiente, pero en el rural no, y eso condiciona mucho el día a día de las mujeres y sus familias.

-Usted dijo en la mesa redonda que ha tenido dos hijos y que en Martín Códax le dieron todas las facilidades para conciliar. No obstante, no todas las mujeres hallan las mismas oportunidades. ¿Cómo se puede blindar el derecho a la conciliación?

-Lo primero y fundamental es que hacen falta medidas de igualdad en el acceso a los empleos. Padres y madres deben tener los mismos derechos y obligaciones en el cuidado de los hijos recién nacidos, con lo que hay que equiparar las bajas de maternidad y paternidad. Así, el ser una mujer dejará de ser un impedimento para que te contraten en muchas empresas. Ya en lo que respecta al día a día, la flexibilidad horaria es fundamental. También hay que avanzar en el trabajo a distancia, que en otras sociedades ya es un hecho, no un futurible. Los colegios deben tener Plan Madruga, comedores, se necesitan plazas suficientes en residencias para las personas mayores dependientes... Los niños y los mayores son los que al final atan a muchas mujeres por nuestro carácter propio. Si no tengo quien me lo haga, termino haciéndolo yo.

-¿Qué nichos laborales o profesionales pueden explorar las mujeres en el rural de O Salnés?

-La realidad del rural de O Salnés no se parece en nada a la de Chantada u O Courel, por dar dos ejemplos. Vivimos en una comarca privilegiada, rica. La vitivinicultura, el mar o el turismo aún nos permiten anclarnos al rural con posibilidades de futuro.