El nombre de Meaño ha estado tradicionalmente vinculado a los "furanchos", establecimientos familiares en los que se vende el excedente de vino de una cosecha. Y, sin embargo, el Ayuntamiento no ha expedido ni una sola licencia de furancho, según el presidente de la delegación de Sanxenxo y Meaño de la Federación Provincial de Furanchos e Viticultores, Antonio Miniño. "No está dado de alta ni el primero", sostiene.
Una prueba, según él, de que una gran parte de los negocios de O Salnés que se hacen llamar "furanchos" son en realidad bares o tabernas. Eso en el mejor de los casos. En el peor, se trata de locales que abren y atienden al público de forma completamente ilegal.
El 31 de octubre de 2012 entró en vigor un decreto de la Xunta de Galicia nacido para poner orden en el mapa de los "furanchos" gallegos, conocidos también como "loureiros", aunque en la práctica no sean exactamente lo mismo. En el decreto se establecía por ejemplo que el periodo de apertura será entre el 1 de diciembre y el 30 de junio del año siguiente. Dentro de ese periodo, cada "furancheiro" podrá escoger el periodo que prefiera para atender al público, con la condición de que no podrá exceder los tres meses, y de que esos deberán ser consecutivos.
Por ello, Antonio Miniño sostiene que es fácil detectar a los que abren al margen de la ley. Si funcionan antes del 1 de diciembre, no son "furanchos". "Aún hay mucha competencia desleal, y estamos luchando contra eso", sostiene el viticultor. Y aunque no lo cite expresamente, sus quejas dejan entrever el malestar hacia las administraciones públicas de O Salnés. "En Pontevedra, Poio, Sanxenxo... estamos funcionando muy bien, y se está controlando que la gente que abre esté en regla. Pero en O Salnés aún hay mucho por hacer". Tanto que en la federación provincial no hay representantes de otros municipios, aparte de Sanxenxo.
La directiva de la Federación Provincial de Furanchos e Viticultores de Pontevedra celebró una reunión el lunes, y entre otros asuntos se acordó avisar a todos los asociados de que el decreto autonómico impide abrir antes del 1 de diciembre. El objetivo es evitar cualquier posible tentación de sus socios de empezar la campaña antes de tiempo. De paso, quieren dejar en evidencia a los que funcionan fuera de ese periodo, ya que siguen existiendo en varios municipios.
Para Antonio Miniño es importante que se controlen los "furanchos" ilegales, no solo porque causan un daño económico a los demás hosteleros y viticultores, ya que trabajan fuera de la vista de Hacienda y la Seguridad Social, sino también porque ni las instalaciones ni los productos que están a la venta tienen garantía sanitaria alguna. El próximo 24 de octubre, la federación de "furancheiros" celebra una asamblea ordinaria, aunque por el momento no está cerrada la orden del día.
Requisitos de la Xunta
El decreto de la Xunta pretendía regular entre los "furanchos", si bien delegaba en los Ayuntamientos gran parte del trabajo administrativo relacionado con los mismos, ya que tenían que aprobar una ordenanza reguladora, crear un registro de los establecimientos y velar por el cumplimiento de la norma. Casi siete años después de que entrase en vigor la ley autonómica, aún hay varios concellos arousanos que tienen el trámite incompleto.
Otros aspectos recogidos por el decreto de la Xunta son que en los "furanchos" solo se puede vender el vino que haya sobrado de la explotación familiar, y un máximo de cinco tapas de comida. Además, el titular tendrá que ser propietario de una explotación vitícola, y tenerla registrada en la Xunta.
