Cientos de vecinos de O Salnés consumen en sus hogares agua procedente de fuentes naturales que nadie analiza. Manantiales como los de Castroagudín, Fontefría o Cea, en Vilagarcía, son muy concurridos, pero ninguna administración pública controla que ese suministro tenga las condiciones sanitarias adecuadas para el consumo humano. En O Grove, tampoco se analiza el suministro de manantiales y arroyos subterráneos.
Esta situación se produce también en municipios donde los ayuntamientos sí encargan periódicamente analíticas de las fuentes naturales, tal y como constata la alcaldesa de Meis, Marta Giráldez.
Los ayuntamientos no están obligados por ley a velar por la salubridad del agua que procede de manantiales o cursos subterráneos. La mayoría sí lo hacen, dado que todavía son muchos los vecinos que prefieren este tipo de agua a la embotellada o de la traída pública. Así, realizan muestreos periódicos, que o bien contratan con las empresas concesionarias del abastecimiento o bien encargan a laboratorios especializados.
Vilagarcía y O Grove son dos de las administraciones que no realizan dichas analíticas. Argumentan que la calidad del agua procedente del medio natural puede variar en un periodo de tiempo tan corto que ni siquiera realizando controles mensuales se podría garantizar completamente que el suministro es apto para las personas.
"Habría que hacer analíticas muy frecuentes para eso, y el Concello no tiene medios para eso", afirma la concejala de Medio Ambiente de O Grove, Ángeles Domínguez. Así las cosas, lo que hacen en esta localidad es colocar en los manantiales naturales un cartel de "No potable", para evitar sustos, "y nos encontramos con que aún así hay mucha gente que la bebe de todos modos", prosigue. También en Vilagarcía colocan carteles de advertencia en algunos manantiales.
La costumbre de tomar agua de fuentes naturales está muy extendida en O Salnés, aunque los profesionales alertan de que no es del todo segura.
