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Terremoto en el sector del vino

Rías Baixas teme un desplome de ventas en Estados Unidos por culpa de los aranceles

El gigante americano es el principal cliente extranjero de las bodegas de albariño -Los caldos blancos que se producen en Pontevedra se venden en las tiendas de Norteamérica a entre 13 y 22 euros la botella

Vendimia de albariño, durante el pasado mes de septiembre, en Ribadumia. // Noé Parga

Las bodegas de Rías Baixas han recibido con máxima preocupación el anuncio del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de que gravará los vinos españoles con aranceles de hasta el 25 por ciento a partir del 18 de octubre. Los bodegueros temen que esta elevada carga impositiva dispare los precios en tiendas de alimentación y restaurantes, y que las ventas en el gigante americano se resientan.

El presidente del Consello Regulador, Juan Gil de Araújo, se expresa en ese sentido: "Nos encontramos ante una decisión injusta por un conflicto ajeno al sector del vino. En el caso concreto de los vinos de Rías Baixas es una situación preocupante, porque Estados Unidos es nuestro primer mercado".

"En 2018 se vendieron en Estados Unidos cerca de dos millones y medio de litros, con un valor próximo a los 13 millones y medio de euros -prosigue Juan Gil-. Es previsible que un arancel tan desproporcionado reduzca en el futuro esas cifras, con el consiguiente daño a todo un sector que nada tiene que ver con el origen del conflicto".

El vitivinícola es uno de los principales motores económicos de O Salnés. En la denominación de origen hay unas 180 bodegas, y 5.000 familias productoras de uva, y la mayoría son de la comarca arousana. Eso, unido al hecho de que Estados Unidos sea con mucha diferencia el principal mercado exterior de Rías Baixas provoca que la amenaza de Donald Trump haya caído como un jarro de agua fría en la comarca.

El director general de Martín Códax, Juan Vázquez, ha manifestado que "sería precipitado pronunciarnos", mientras no se conozcan en detalle las repercusiones concretas de las medidas fiscales que está pergeñando la administración Trump. En este sentido, espera que los organismos públicos de comercio exterior, como el ICEX o el Igape, expliquen el estado de la situación lo antes posible.

El presidente de Paco & Lola, otra de las grandes cooperativas vitivinícolas de O Salnés, Carlos Carrión, se muestra preocupado porque los aranceles de Donald Trump vienen a sumarse a un mercado que ya lleva tiempo sumido en las turbulencias, tanto por la guerra comercial entre Estados Unidos y China como por el "Brexit", que afecta precisamente al segundo destino exterior del albariño, Gran Bretaña. "Y no podemos olvidar los posibles efectos de la recesión en España de la que empieza a hablarse, y de la que tampoco sabemos como va a evolucionar. Está claro que en estos momentos de incertidumbre hay que preparar un colchón por lo que pueda pasar". En cualquier caso, Carrión apunta que queda margen para el optimismo. "Nuestra denominación de origen ha trabajado muy bien todos estos años, y el consumidor americano seguirá consumiendo nuestros vinos".

También está preocupado Xosé Ramón Durán, presidente de Terra de Asorey, aunque él considera que todavía es pronto para vaticinar un impacto negativo en Arousa. "Hay que partir de la base de que la imposición de aranceles en Estados Unidos no es una buena noticia para nosotros. Pero hay que mantener la calma".

Argumenta, por un lado, que los Rías Baixas se han fraguado en los últimos años una sólida imagen de calidad entre los consumidores, con lo cual espera que eso se refleje en un cierto grado de fidelidad a los caldos gallegos. Y, en segundo lugar, recuerda que la evolución futura del cambio monetario del euro al dólar también condicionará en gran medida la evolución de los precios del albariño y el consumo de los mismos en Estados Unidos.

Hoy, los albariños Rías Baixas se venden en las tiendas y supermercados de Norteamérica a entre 14 y 24 dólares la botella (entre unos 13 y unos 22 euros al cambio), y los espumosos se sitúan entre los 25 y los 30 dólares (entre 23 y 27 euros), y se estima que con los nuevos aranceles del 25%, cada litro de vino puesto en Estados Unidos costará unos 1,43 euros más. Eso sí, los bodegueros avisan de que ese incremento no será lineal, y que el precio al consumidor se disparará.

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