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Un rencor alimentado por el dinero

José Luis Abet y Sandra Boquete recibieron ayuda económica de los padres de la mujer, pero todos los negocios que puso en marcha el hombre acabaron en la quiebra

Juan Carlos Abet, en los juzgados de Caldas. // O.C.

Hace 30 años, Pontecesures era una auténtica capital gallega de la movida nocturna. Sus pubs situados junto al puerto, y Chanteclair, la mítica discoteca abierta justo en la frontera con Valga, recibían cada fin de semana a miles de personas de toda la comarca y sus alrededores. Uno de los asiduos de la movida de Pontecesures era José Luis Abet Lafuente, y fue ahí donde conoció a la que tiempo después sería su esposa, la valguesa Sandra Boquete Jamardo.

Abet era de Bertamiráns, una localidad situada a 20 kilómetros de Pontecesures. Se casó y tuvo un hijo siendo muy joven, pero las cosas no salieron bien.

A los padres de Sandra Boquete ya no les gustó Abet en aquellos primeros momentos. Pero su hija estaba enamorada, y la pareja se mudó a Bertamiráns. Pasado un tiempo alquilaron un piso en Pontecesures y finalmente volvieron a Valga. Los padres de la mujer habían hecho algo de dinero tras muchos años de trabajo y privaciones en la emigración en Suiza, y estaban dispuestos a invertir parte de ese dinero en ayudar a sus hijas.

Así, ofrecieron a Sandra Boquete y a su ya esposo, José Luis Abet, hacer una casa en un terreno de Carracido, en la parroquia de Cordeiro, que habían comprado hacía unos años. La pareja aceptó, y los padres incluso asumieron una gran parte de la inversión necesaria para levantar la casa, según afirman personas del entorno de las víctimas del triple crimen. El recién estrenado matrimonio también puso dinero, y José Luis Abet, que era carpintero, trabajó en la obra.

En esos primeros momentos, las cosas iban bien en la familia. Abet tenía una empresa de carpintería con un par de obreros e incluso le salían trabajos fuera de Galicia. Estaba ganando dinero. Sandra, por su parte, encontró un empleo. Tuvieron el primer hijo.

Pero a medida que pasaron los años, la situación empezó a enturbiarse. Ya fuese por la crisis económica, o por la supuesta desidia de Abet, su empresa de carpintería quebró. El hombre no se rindió, y consiguió que sus suegros le echasen una mano para poner en marcha otros negocios vinculados a la alimentación, radicados en Caldas y Redondela, pero tampoco funcionaron, y quedó con deudas.

Algunas personas que conocieron al matrimonio afirman que José Luis Abet se había confiado al entender que si los padres. Al parecer, los suegros se dieron cuenta de que Abet ya no era el hombre más o menos trabajador de los primeros años, y cerraron el grifo del dinero.

Ahí abrían empezado los roces en el seno de la familia, que para entonces ya tenía dos niños. De hecho, allegados a las víctimas sostienen que si bien no hubo nunca denuncias por malos tratos, se produjeron dentro de la casa disputas muy desagradables. En esta situación, la pareja decidió separarse hace tres años, logrando la sentencia de divorcio en enero de 2018.

Pero aunque el proceso fue de común acuerdo, a Abet le quedó mal sabor de boca. Bajo su punto de vista, su exmujer y su antigua familia política habían tenido mucho que ver en su mala situación económica, y les reprochaba que no se le reconociera lo que él había trabajado y pagado por la residencia familiar. Presuntamente, estaba también disconforme con el régimen de visitas a los niños.

Un aspecto que llamó la atención de la Guardia Civil tras el triple crimen fue la aparición de unos sombríos mensajes recibidos por Sandra Boquete en su página de Facebook en vísperas del asesinato. Dichos mensajes aparecían firmados por otra persona distinta de José Luis Abet, pero en ellos se percibía una clara familiaridad con la víctima, y parecían aludir a unas desaveniencias relacionadas con la casa de Carracido.

El triple crimen ha inundado Valga de dolor. Tras la tragedia, fueron muchos los vecinos los que reconocieron que Abet no les gustaba ni lo más mínimo. Le consideraban una persona caprichosa y agresiva, y de hecho había tenido problemas con prácticamente todo el vecindario.

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