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El violín disfrazado de serrucho

Marcelo Insua reúne a más de 300 personas en su espectáculo de magia en Cambados

Insua, en la imagen de la derecha, con una niña que le acompañó en un juego. En la foto superior, A Xuventude llena de público. // Cedida

Llenar un Auditorio con 300 personas a las ocho de la tarde de un día de calor intenso en el que lo que menos apetecía era encerrarse en un teatro es muy difícil. Pero Marcelo Insua lo logró el domingo en Cambados. Su espectáculo de magia levantó tal expectación que a muchos no les quedó más remedio que quedarse de pie a los lados del patio de butacas.

El espectáculo comenzó con el escenario a oscuras y una breve alocución grabada de Insua, en la que dijo que Cambados había sido siempre para él una palabra cargada de magia, y que tras actuar en más de 30 países, hacerlo en el pueblo de sus padres suponía para él una meta soñada. Terminada esta, empezaron a sonar los suaves y melódicos acordes de un violín.

Solo que, al encenderse las luces, el público descubrió que el instrumento que había escuchado no era un violín, sino un serrucho, que Insua hacía sonar con un arco y doblando la herramienta por la hoja. Esa fue la primera lección aprendida por el público: que en los espectáculos de magia nada es lo que parece, y que hay que dejar la lógica en casa y permitir que el niño que dormita dentro de cada uno salga a flote de nuevo.

Un niño fue, de hecho, el primer compañero de viaje de Insua sobre el escenario. De sus brazos, de sus orejas y hasta de su nariz emergieron una docena de monedas plateadas que cayeron con estrépito sobre un vaso que el mago sostenía. El espectáculo se titulaba "Sexto sentido", de ahí que la mayor parte de los juegos fuesen un reto a la vista, el oído, y hasta el olfato o el gusto del público.

Marcelo Insua Barreiro es hijo de dos vecinos de Cambados que emigraron a Argentina a mediados del siglo pasado. Él ya nació en Buenos Aires, y con los años se ha convertido en una de las grandes estrellas de la magia de su país, hasta el extremo de que tiene uno de los pocos clubes que hay en el mundo dedicados exclusivamente a este arte, y que se ha hecho muy popular gracias a un programa de televisión en el que fusiona magia con viajes y divulgación histórica. En 2012, además, ganó un premio mundial en Londres gracias a un número en el que hizo aparecer las 30 monedas de Judas. Estos días está en Cambados, disfrutando de un viaje por sus Bodas de Plata, y no quiso perderse la oportunidad de actuar ante los convecinos de sus padres.

Pero, más allá de la emoción de ver a un artista con sangre arousana que ha triunfado en su profesión, el público disfrutó con un espectáculo de magia de algo más de una hora en el que se dieron cita el asombro y una cuidada puesta en escena llena de efectos de luz.

Fueron especialmente aplaudidos los números de mentalismo, en los que Insua fue capaz de adivinar las palabras formadas por una voluntaria con unas fichas, las preguntas sobre el futuro que escribieron en un papel varios espectadores y hasta el número de teléfono de una mujer. También gustó el juego en el que hizo "aparecer" a una de sus abuelas, una "médium" ya fallecida, en forma de un pañuelo blanco que bailó como un espectro dentro de una botella. Incluso hizo que los espectadores fuesen "magos" por unos minutos con un curioso juego colectivo de naipes.

El público aplaudió a rabiar a los padres de Insua, que estaban sentados en primera fila, y se puso en pie sin dejar de aplaudir al artista.

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