Cuatro meses son 120 días. 120 días son 2.880 horas. Hay muchísimas cosas que se pueden hacer en tanto tiempo, pero parece que formar un gobierno estable no está entre ellas.

Llevamos cuatro meses de espectáculo político, de berrinches propios de niños de tres años, de broncas sin sentido, de reproches... Han tenido tiempo para eso pero no para negociar, al menos no para unas negociaciones a la altura de la situación.

Con el trío de Colón acechando, y dispuestos a todo por poner los pies en Moncloa, dejar los deberes sin hacer e intentar hacerlos mientras la profesora pasa lista es un acto de irresponsabilidad enorme.

Y de semejantes irresponsables no podíamos esperar otra cosa que no fuese una actitud digna de niños que no quieren compartir sus juguetes en el parque.

- Quiero cuatro ministerios.

- No, cuatro son demasiados.

- Pues entonces no hay gobierno.

Bueno, vale, toma cuatro ministerios, pero yo elijo cuales.

- Vale.

- No, muy tarde. La oferta tenía fecha de caducidad. Mala suerte.

Algo así han debido de ser las negociaciones entre el Partido Socialista y Unidas Podemos, exactamente iguales que los niños pequeños en el parque.

La diferencia es que aquí no está en juego una pala o un cubo, aquí lo que está en juego es el futuro de un país que hace cuatro meses salió a la calle y dejó claro que lo que quería era un gobierno progresista, que lo que quería era a la derecha bien lejos. Y en lugar de eso, ¿qué vamos a tener? Otras elecciones. Otra oportunidad para la derecha cobarde. Y desgraciadamente ellos sí saben aprovecharla. Como dijo el señor Rufián en el debate de investidura: "Si ellos estuviesen en esta situación, tendrían pactados hasta los sobresueldos."

Señor Sánchez, se han acabado las vacaciones y tiene 20 días para hacer los deberes, pero no se olvide que este es un proyecto común y para poder aprobar tiene que dejar participar a sus compañeros. Que disfrute la vuelta al cole.

*Lucía Chazo tiene 16 años y es alumna del IES Fermín Bouza Brey de Vilagarcía