Un guardapescas de la cofradía de O Grove fue víctima de una brutal paliza en presencia de su mujer y su hija. Sucedió el domingo a las puertas de su casa, cuando el hombre aprovechaba que no estaba de servicio, ya que se encuentra de baja por paternidad, para disfrutar del día libre con los suyos.

Aunque inicialmente se habló de tres agresores, parece que en realidad solo habría sido uno, mientras que otro observó los hechos pero no intervino en ellos. El presunto agresor es un vecino natural de Vilagarcía, de 50 año de edad, que responde a las iniciales JM.N.P.

Es un viejo conocido de las fuerzas de seguridad que ya protagonizó incidentes similares con anterioridad y que esta vez la emprendió a golpes con el guardapescas, causándole importantes heridas, según indican fuentes próximas al pósito.

Lo sucedido aumenta la preocupación tanto en esta como en las demás cofradías, donde de un tiempo a esta parte parece aumentar el furtivismo, como también la agresividad de los mariscadores ilegales.

Ya se advirtió en otras ocasiones, y lo sucedido el domingo parece corroborarlo, que los furtivos responden a un perfil cada vez más definido: joven, violento, organizado y marginal. Lo que sucede es que, a pesar de que el furtivismo fue tipificado como delito, es una lacra que no cesa. Los ilegales ya ni siquiera se amedrentan ante la creciente presión que ejercen Gardacostas de Galicia, Policía Autonómica, Guardia Civil y departamentos de Policía Local como el de Rianxo, donde colaboran activamente en esta lucha.

Precisamente al hilo de esto, la Policía Local de Rianxo volvió a intervenir para identificar a un furtivo, esta vez en la playa de Rinlo. Fue un trabajo conjunto con los vigilantes de la cofradía rianxeira y sirvió no solo para identificar al ilegal, sino también para decomisar más de siete kilos de producto y los útiles que empleaba el individuo.

Asimismo, durante el fin de semana agentes del Equipo de Respuesta Policial (Erpol) de la Policía Autonómica, en colaboración con el servicio veterinario de Gardacostas de Galicia, culminaron un dispositivo de vigilancia y seguimiento con la incautación de 2.617 vieiras de gran tamaño, con un peso de más de 650 kilos.

Las vieiras intervenidas, que lógicamente carecían de control sanitario alguno y podían constituir una amenaza para la salud pública, fueron trasladadas para ser resembradas en la ría de Ferrol, de donde procedían.

En el momento de la incautación estaban siendo trasladadas a diferentes puntos de Galicia, pero especialmente a la ría de Arousa.