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Los fieles de El Náutico temen que la sala "muera de éxito"

El debate está servido. En las redes sociales no se habla de otra cosa después del éxito sin precedentes alcanzado por Iván Ferreiro y Leiva en su combate musical del lunes en El Náutico. Ya que no había entradas disponibles -se vendieron 700- el público abarrotó la playa de A Barrosa, situada justo detrás del escenario que se ubica en el jardín de la sala de directos. Fueron unas 4.000 personas las que presenciaron el concierto desde la orilla, como si de la fiesta grande de un pueblo o ciudad se tratara.

Pero esto no agrada a todo el mundo, y mucho menos a quienes consideran que así se pierde el espíritu y la esencia de El Náutico, una sala caracterizada por reunir cada verano a algunos de los mejores artistas y bandas del país que ofrecer actuaciones de lo más íntimo y cercano.

Lo que sucede es que hay incondicionales de este local de directos que temen que se masifique y pierda el encanto que lo hizo grande, mientras que otros aseguran que "El Náutico nunca cambiará" y achacan lo sucedido en el concierto del lunes a "algo puntual".

"Se trata de no morir de éxito", insisten en las redes sociales, tanto muchos de los que asistieron al espectáculo como otros que no pudieron hacerlo pero conocen bien cómo funciona la sala de San Vicente de O Grove que dirige Miguel de la Cierva.

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