El ambiente festivo reina una vez más en la Festa da Auga. Miles de personas se congregaron en las calles de Vilagarcía durante la mañana de ayer para disfrutar del evento más esperado del verano en la comarca. La ciudad se inundó de agua y risas durante horas, haciendo las delicias de todos, ya fueran jóvenes, mayores, vecinos o turistas. Muchos fueron los que llegaron, expresamente para la fiesta, desde todos los lugares de Galicia, mediante contrataciones de autobuses, viajes en tren o en coches particulares.

La peculiar procesión de San Roque, más multitudinaria que de costumbre según fuentes de la Policía Local, fue el punto de inicio a la mañana más húmeda del año. La figura del Santo, protegida por el equipo de rugby local y otros vecinos que se prestaron voluntarios, salió de la iglesia de Santa Eulalia a las 11.45 horas, tal y como se tenía calculado y, apenas 30 minutos después, llegó a la capilla de San Roque.

La música, los bailes y los cánticos se adueñaron de la procesión. La banda de música de Vilagarcía y su tradicional pasodoble "Triunfo", así como los gritos festivos de la organización, animaron a la multitud que rodeaba al Santo y observaba el pasacalles desde las aceras y los balcones. El cordón de seguridad que formaron los voluntarios se encargó de que es respetaran los espacios y, aunque se vivieron algunos momentos de tensión, no hubo que lamentar ningún incidente. En el final del recorrido y con la llegada de la gran masa humana a la capilla, sonaron los acordes del himno gallego, interpretado a pleno pulmón por la mayor parte de los presentes.

Un pregón aún más cómico

Una vez en explanada de la capilla, se dio paso al pregón del coruñés David Perdomo quien, desde una grúa, soltó un breve discurso que desató las risas del público. Al término de las palabras del humorista la comisión tiró el primer cubo de agua y abrió la veda para que todos los participantes desenfundaran sus pistolas y lanzasen los primeros globos por todas las zonas húmedas habilitadas. El respeto general se impuso a las irresponsabilidades de algunos que se saltaron las peticiones de la organización de no tirar agua durante la procesión ni en las zonas secas de la ciudad, situación que se produjo en contadas ocasiones.

Pese a que el resultado global del día es más que satisfactorio, también se pudieron escuchar quejas por parte de ciertos participantes. Las más destacadas estaban relacionadas con el apagón de la fuente de la plaza de la Independencia una vez terminado el pregón, justo cuando comenzaba el momento del agua. Por otra parte, el otro gran "fallo" que se encontraron los participantes de la fiesta fue el de la pérdida de ambiente en la plaza de Galicia, donde en anteriores ediciones se situaba el camión cisterna con una manguera, en esta ocasión tan solo se colocó un operario, además de varios grifos para rellenar las botellas o pistolas. Esta situación provocó un ambiente descafeinado en la que, tradicionalmente, es una de las plazas más transitadas del día.

Otros de los puntos más visitados históricamente y que, en esta ocasión repitieron, son los puestos ambulantes. Las mesas situadas a pie de calle se convirtieron en los negocios más preciados de la fiesta. Los productos estrella fueron, una vez más, las pistolas y fundas impermeables para los teléfonos móviles. A lo largo de las zonas húmedas más transitadas se concentraron numerosos feriantes que vendían estos utensilios que, en esta ocasión, fueron más que necesarios.

Conforme fue pasando el día, los ánimos fueron decayendo. Llegadas las 14.00 horas, los fiesteros se fueron retirando y las plazas se fueron recogiendo. La calle de A Baldosa fue la excepción que confirma la regla, ya que en este lugar se estiró la fiesta hasta pasadas las cuatro de la tarde y donde no dejó de sonar la música hasta el último momento. Las autoridades habían avisado de que a las 16.00 horas se deberían retirar las barras exteriores de los bares y se debían apagar los altavoces que retumbaron durante horas.

Durante la víspera de San Roque el ambiente se concentró principalmente en el Festival H20, que reunió a la juventud por novena vez después de dos ediciones en las que, por motivos de seguridad, no se había podido celebrar. En total, cerca de 13 horas en las que los DJs hicieron vibrar, otra vez, a los jóvenes con conciertos gratuitos. La jornada de la noche se completó con la suma de música, bebidas y fuegos artificiales. Gran parte de los asistentes al festival nocturno, completaron una maratoniana jornada, aunque según la Policía Local, son cada vez menos los que pasan las noches en vela.