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La mejora de la feria equina de Meis propicia la llegada de 150 caballos y jinetes de primer nivel

Expertos de toda Galicia se citaron en O Mosteiro para participar en la feria - Se celebró una prueba del campeonato autonómico

Un caballo expuesto en el mercado. // Noé Parga

El recinto de O Mosteiro se convirtió ayer en la capital gallega de la hípica. Los mejores caballos y jinetes de toda la comunidad se dieron cita en una nueva edición de la feria equina de Meis. A los alicientes del mercado y de las exhibiciones habituales se añadió en esta ocasión una prueba de enganche puntuable para el campeonato gallego, por lo que aumentó el número de animales y montadores de gran nivel.

Manuel Díaz, secretario de la asociación Zalobrim, destaca la presencia una gran cantidad de gente, ya fueran aquellos que se acercaban con sus caballos u otros que tan solo estaban de paso por las instalaciones. "Este año notamos más gente. En el pasacalles han participado cerca de 150 jinetes con su respectivos animales, superando las cifras de anteriores ediciones", dice. Con respecto al público, Díaz no se atrevió a decir un número aproximado: "Es difícil medir la cantidad de gente que se acerca a mirar, ya que estamos en un recinto abierto en el que se puede entrar y salir sin problemas", afirma.

Pese a contar con la prueba de enganche federada, en la que se competía en diferentes categorías: infantil, veterano y absoluto, siendo esta última la verdaderamente oficial, la feria no perdió su esencia tradicional. "Estamos avanzando, pero queremos mantener la tradición del mercado equino y de comida popular", sostienen desde la organización.

Este avance está relacionado con la implementación de nuevas pruebas y de protocolos indumentarios que, cada vez, se están asentando más en la feria de Meis. "Los jinetes empiezan a venir con la ropa adecuada y con los complementos oficiales para los caballos. Aunque todavía no se ha convertido en una obligación, cada vez son más los que se adaptan al protocolo", afirma con orgullo Díaz.

El aumento del reconocimiento del festival provoca, a su vez, que cada año lleguen especies de más prestigio y con mejor formación a la feria, tanto al desfile como al mercado. "Este año hay caballos que se pueden vender por 15.000 euros, pero en este momento, las ferias son como un escaparate, un lugar para enseñar tu animal más que para venderlo", dicen los expertos.

Pese a este factor de exposición, desde Zalobrim se confirma que en todo momento se respeta al animal y se le intentan garantizar las mejores condiciones posibles. "El caballo es el protagonista de la feria y por eso tiene que encontrarse a gusto. Hay bañeras de agua para que beban, duchas para refrescarlos del calor y el lugar de venta también garantiza comodidad para los animales", sentenciaban.

A lo largo del día se realizaron otras actividades como los reconocimientos a los vecinos por su trabajo con la especie, una prueba de exhibición de doma vaquera y competiciones de andadura gallega. La jornada se cerró con la entrega de premios. Para velar por la seguridad de los visitantes, se situaron en el recinto diferentes coches de protección civil, una ambulancia y un camión de bomberos, aunque no hubo que lamentar ningún incidente.

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