En Valga, el trigo no es solo trigo. El trigo es una excusa para que los vecinos de mayor edad se vean de vez en cuando, charlen y compartan recuerdos. El trigo es un elemento de la historia y la identidad del pueblo que hay que enseñar a los escolares, para que sepan más de sus raíces. Y el trigo es una oportunidad para que niños y mayores pasen unas horas juntos y se conozcan mejor.

Desde hace once años, el Concello de Valga y varias asociaciones de la localidad llevan a cabo un proyecto denominado Encontro Interxeracional, que gira en torno al trigo, un cereal que en su día ocupó grandes superficies agrícolas en Valga y otras localidades vecinas, pero que poco a poco se vio desplazado por la falta de demanda, al popularizarse el trigo castellano, más abundante, y por lo tanto también más barato.

Los Encontros Interxeracionais empiezan en diciembre, con la siembra del trigo, y terminan en otoño, con la espectacular malla. Entre ambos periodos, se van organizando actividades relacionadas con el cuidado del cultivo. Ayer fue el turno de la siega, y abuelos y nietos se encontraron en una finca de Laxes. Los primeros explicaron cómo se cortaban los pies de trigo y los instrumentos que empleaban para ello, mientras otros preparaban una suculenta merienda con chorizo, queso, sardinas y empanada, ya que antaño las jornadas de siega eran tan largas que los agricultores comían ya en el campo.

Los niños tiene entre cinco y catorce años, y están participando en la Escola de Verán de Valga. Tal y como ellos admitieron, muchos desconocían como se hacía este trabajo en el pasado.

Los mayores explicaron que en su época el trigo se recogía todo a mano, y que era un trabajo duro porque no se limitaba a cortar el cereal y atarlo en manojos, sino que también había que "arraposalo" -dejar las espigas tapadas- hasta el día siguiente. Después había que cargarlo todo en un carro para poner a secar la cosecha, para que el grano se separase mejor. En última instancia, se levantaba el pajar.