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La multitudinaria Feira do Callos do Mosteiro reparte casi 6.000 raciones en una abarrotada plaza

Atletas y vecinos disfrutan del potaje tradicional -La alcaldesa suspende la comida oficial -Tremendas colas toda la mañana

La peña de la Costa da Morte se mantiene fiel a los callos. // Iñaki Abella

Cuando a las siete de la mañana llegó la flamante alcaldesa de Meis, Marta Giráldez, al campo da Feira de O Mosteiro sabía que la jornada le iba a deparar máximo estrés pues además de atender a casi 750 atletas que acudieron a la carreras ciclistas BTT y la "andaina" había que tener todo listo para repartir 6.000 raciones de callos.

Al final se cumplió el guion y sobre las cinco de la tarde pudo comer con otros invitados lo que había quedado en alguna de las diez ollas gigantes que durante 24 horas preparó la organización de la XXIX Festa dos Callos. Giráldez, que se estrena como alcaldesa en este tipo de citas gastronómicas, se muestra muy satisfecha con la experiencia a pesar de haber dormido menos de lo necesario. Lo confirmaba su mano derecha, la edil María Sancho: "Apenas hora y media de sueño para estar aquí a las siete de la mañana", apuntilló.

El compromiso era grande pues cualquier fallo sería imperdonable en la primera edición de su mandato, cuando además se han impulsado cambios importantes en la organización, cierto que sobre infraestructuras que han heredado de su antecesor José Luis Pérez.

Así la plaza da Feira, recién reformada, ofrece mucho más espacio y más cómodo para los comensales que la abarrotaron desde mediodía, pero también se decidió que los tickets fueran vendidos por funcionarios municipales a la vez que se suspendió la comida oficial.

"Han colaborado con nosotros los Ayuntamientos de Cambados y Ribadumia por lo que a ellos les invitamos a comer los callos con nosotros cuando el público nos deje mesa", explicaba la alcaldesa.

Es una forma de ahorrar en costes sin perjudicar la buena marcha de esta fiesta que hereda la tradición de principios de siglo cuando tratantes, agricultores y vendedores ambulantes celebraban una de las ferias de mayor afluencia de Galicia y degustaban los exquisitos callos en las casas de comidas de entonces.

Esa es la verdadera esencia de este certamen que desde 1990 tiene un éxito cada vez más grande pues, a la vez, reúne a muchas familias que por motivos sobre todo laborales han tenido que emigrar.

Pero además cuenta con un público muy fiel, como la peña de la Costa da Morte formada por unas 50 personas que todos los años reservan mesas en O Mosteiro para degustar los sabrosos garbanzos con carne de primera calidad.

Este año se han reservado 34 mesas para 14 comensales, pero también hubo hueco para los deportistas que demostraron estar en plena forma al participar en las dos citas de la mañana.

"Participaron unos 600 atletas en las dos carreras de BTT, tanto en la larga con un duro recorrido de 41 kilómetros como en la corta de 35 kilómetros pero más cómoda; así como unos 150 atletas que decidieron realizar la caminata de 17 kilómetros", explica la edil responsable María Sancho.

Al final compensó pues todos ellos fueron invitados a una ración de callos con alto índice de calorías. Sin olvidar que los casi un centenar de voluntarios les hicieron la etapa más ligera que los garbanzos.

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