La jornada había transcurrido plácida hasta primera hora de la tarde. Tras la misa campestre, cantada por el coro Ría de Dena, parte del público se incorporó a las 14 horas a la procesión, a modo de caravana de vehículos. Durante más de una hora completó un recorrido que la organización dejaba esta vez algo más corta, en apenas 8 kilómetros, recorriendo las localidades de Dena, Meaño y Xil para regresar al filo de las 15 horas.

Una caravana que es toda una tradición en Dena, sobre todo para los más jóvenes ávidos de viajar en ella. Cierto que el mítico presidente José María Cacabelos Vidal "Carabel", con más de cuatro décadas al frente de la veintena de vecinos que hacen posible la fiesta, reconocía que la procesión perdió protagonismo en los últimos años "motivado sobre todo -explica- por las limitaciones que ahora impone Tráfico a las caravanas de San Cristóbal, y donde prima la seguridad". Aun así, algunos voluntariosos se animaban con los coches engalanados o que tiran de carrozas temáticas. Ayer en Dena levantaba la expectación desde el vehículo ataviado a modo de muñeco, otros con remolques que versaban sobre la aldea del pasado o el mundo de los dibujos animados. A ello se sumaba además otro reconvertido en coche fúnebre, con todo el atrezo necesario: esquelas por el recinto, operarios de la funeraria, sacerdote y, para que no faltara nada, un ataúd a bordo con un cuerpo viviente en su interior.

Mientras, otra parte del público optaba por quedarse en el recinto, y en torno a un centenar de personas tomaba posiciones tempraneras en la cola, para garantizarse así las primeras raciones de sardinas que se repartirían de forma gratuita desde la carpa de cocina. Armadas de paciencia esperaron algo más de una hora al regreso de la caravana, por cuanto la organización nunca reparte raciones hasta entonces.

Desde las 13 horas, en los aledaños trabajaba en el asado de sardinas la familia cambadesa Millán, con su patriarca Nito Millán -santo y seña ya de esta romería- al frente. En total, seis grandes parrillas sobre las que se asaron 450 kilos. Nito Millán reconocía que este no estaba siendo el mejor año para la sardina: "Está siendo demasiado grande -explica- tiene mucha escama y asarla resulta más complicado". Todo un experto en la labor que deja un consejo para los que gusten del manjar: "Este año, mejor asar la sardina a mediodía, que está más fresca, porque no está dando buen resultado asar a la noche, la sardina para entonces ya no tiene tanto sabor".

Y, tras las sardinas, turno para proceder 350 kilos de chorizo, a lo que sumaba desde la carpa la organización 450 de pan de bollo y 500 litros de tinto país. A ello agregaban las familias empanadas, tortillas, ensaladilla y postres para completar un almuerzo festivo con mucha interrelación entre los vecinos, que por la tarde recibieron la visita de sus gobernantes.