Cada fin de semana del verano, cientos de vehículos se quedan atrapados en el puente de A Illa, un embudo insufrible para la circulación que sale de disfrutar de una jornada de playa en los más de 80 arenales del municipio. Los atascos acostumbran a ser kilométricos, con toda la PO-307 colapsada desde la rotonda de Cardalda, en Vilanova, hasta el interior del casco urbano de A Illa.
Cansados de vivir cada verano estas situaciones, los dos municipios afectados por esta situación han puesto en marcha varias iniciativas en los últimos años, pero ninguna ha funcionado, convirtiéndose directamente en un fracaso.
Es por ello que, tanto a un lado como a otro del puente, están de acuerdo en que el atasco va a existir siempre, pero la única forma de reducir su impacto y de que exista algo de fluidez en el tránsito de vehículos pasa por la intervención de los agentes de la Guardia Civil de Tráfico.
Explícito al respecto es el edil de Seguridade Cidadá de A Illa, Luis Arosa, que además de recordar que la PO-307 es competencia de la Guardia Civil en cuestiones de Tráfico, insiste en que "es necesaria la presencia de agentes en las rotondas de salida del municipio y en las de Vilanova situadas en O Terrón y en Cardalda para garantizar que exista cierta fluidez en el tráfico y no se colapse por completo la circulación en el puente, como ocurre prácticamente todos los fines de semana del verano, e incluso, algún día de la semana".
Tras años sufriendo en sus propias carnes esos atascos, Arosa tiene muy claro que el esfuerzo que realiza todos esos fines de semana la Policía Local de A Illa "sirve de muy poco si en las otras rotondas no está otro agente en coordinación con ellos, sea de la Guardia Civil, sea de la Policía Local de Vilanova". Entiende que el sensor instalado a los semáforos de San Miguel, señalados como responsables de la ralentización del tráfico el pasado año, "puede solucionar también la situación, pero es necesario que haya agentes regulando la circulación en las rotondas o volveremos a tener el mismo problema que antes".
El regidor de Vilanova, Gonzalo Durán, también se muestra partidario de que sea la Guardia Civil de Tráfico la que se encargue de regular la circulación en los fines de semana en verano. Es más, Durán está dispuesto a acudir a la Subdelegación del Gobierno de Pontevedra en compañía de A Illa para respaldar esta propuesta que "acabaría con una situación muy complicada que vivimos ambos municipios durante los meses de verano".
Durán asegura que "contar con agentes en la rotonda de O Terrón nos permitiría poner en práctica la propuesta que hicimos el pasado año de desviar tráfico por zonas como San Miguel o Currás". No en vano, recuerda Durán, "entre las rotondas de O Terrón y Cardalda, donde se enlaza con la PO-549 y con el enlace de la VG 4.3 hay por lo menos cinco desvíos que servirían para descongestionar el tráfico, pero a pesar de haberlos señalizado el pasado año, apenas son utilizados por los conductores, más allá de los locales que los conocen".
Aunque los atascos se han convertido en situaciones habituales cada verano en el puente de A Illa, la única salida que tiene el municipio, lo cierto es que en los últimos tiempos se han convertido en un auténtico problema, con vehículos atrapados durante horas, sobre todo a partir de las 20.00, en el embudo que supone el puente. El colapso no solo afecta a la infraestructura que une A Illa con el continente, sino que bloquea gran parte de la red viaria del pequeño municipio, en especial las avenidas da Ponte y Castelao, con vehículos procedentes de la zona de Area da Secada; como el vial que va desde A Franqueira hasta el parque de Carreirón. En el interior de A Illa se han llegado a computar hasta más de 5.000 vehículos en esas jornadas.
