El congreso sobre inmigración celebrado ayer en Catoira, inaugurado por el alcalde, Xoán Castaño, en el que fue su primer acto oficial como regidor, surge de la necesidad de ayudar a un colectivo tan desfavorecido como en continuo crecimiento. Esto hace preciso poner sobre la mesa los datos que maneja ACNUR, la agencia de la ONU para los refugiados; presente en 130 países y que desde finales de los años sesenta cuenta con una representación en España, encargada de "velar por el respeto y la protección internacional de refugiados y solicitantes de asilo".

Con presencia en Ceuta, Melilla y la costa sur de España desde 2014, ACNUR informaba ayer de que "el número de personas que huyen de la guerra, la persecución y los conflictos superó los 70 millones en 2018", el nivel más alto del que tiene constancia.

Esta cifra "duplica el número de personas desplazadas hace dos décadas". Y eso que, puntualiza la organización, es "una estimación conservadora, pues solo refleja parcialmente la crisis en Venezuela". El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, Filippo Grandi, esgrime que "estas cifras confirman la tendencia al alza a largo plazo en el número de personas que necesitan protección a causa de la guerra, los conflictos y la persecución".