No vino el Papa. Ni tampoco la Vuelta Ciclista. Pero la carretera que recorre la fachada marítima por el centro de Vilagarcía estuvo ayer atestada de ciudadanos deseosos de ser testigos de un hecho histórico: el paso del primer tren de mercancías por el medio de la ciudad rumbo al muelle de Ferrazo.

El convoy, procedente de Madrid con 15 contenedores a bordo y unos 250 metros de longitud (menos de los 450 previstos), recorrió el itinerario de ida entre la rotonda de O Ramal y la entrada al recinto portuario -a la altura del depósito de agua- en 19 minutos, casi el doble del tiempo estimado. Pese a ello no se registraron grandes incidencias en el tráfico rodado, ni siquiera en la glorieta de O Ramal, la zona más sensible debido a la cantidad de vehículos que circulan por ella. Estuvo cortada sobre las 11.40 horas durante tres minutos y medio, cumpliendo así los tiempos anunciados.

Los problemas surgieron a la vuelta, pues aunque el tren realizó el mismo recorrido en algo menos de tiempo, la repercusión en la circulación fue notablemente mayor. Eran las siete y media de la tarde de un viernes, cuando mucha gente sale de trabajar o aprovecha para irse de fin de semana. La avenida Rosalía de Castro fue la gran damnificada, con importantes retenciones de unos veinte minutos, según confirma la Policía Local, que prestó apoyo a la portuaria para regular el tráfico.

La expectación ante esta primera operación ferroportuaria fue máxima en Vilagarcía desde el inicio. Cierto es que hasta hace una década llegaban trenes de mercancías hasta el muelle de O Ramal, atravesando un pequeño tramo de zona pública. Pero esta ocasión era diferente. El convoy -fletado por Boluda para transportar su mercancía en barco desde el puerto de Vilagarcía a las Islas Canarias- cruzó buena parte de la fachada marítima del centro urbano, desde la glorieta de O Ramal, pasando por Rivero de Aguilar y Valle Inclán hasta entrar en el recinto portuario junto al depósito de agua.

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A lo largo de todo este recorrido una muchedumbre se agolpaba en las aceras con los teléfonos móviles en la mano, preparada para inmortalizar el paso del tren de mercancías por la ciudad. "Va a la misma velocidad que las carrozas de la Cabalgata", bromeaba una espectadora. Y es que el convoy se desplaza a paso de hombre (entre 5 y 6 kilómetros por hora).

Aunque una vez pasada la glorieta de O Ramal el ramal ferroviario discurre por la zona peatonal, no por la carretera, tanto Rivero de Aguilar (en ambos sentidos) como Valle Inclán (en este caso solo los dos carriles en dirección a Vilaxoán) se cerraron al tráfico. Y es que hay que tener en cuenta que el convoy atraviesa varias rotondas. "Rotonda de O Cavadelo despejada", avisaba un policía portuario a través del "walkie talkie" a las 11.55 horas. Los quince contenedores ya estaban más cerca de su destino.

Por la tarde, en el trayecto de vuelta, la expectación todavía era mayor, sobre todo en el parque Miguel Hernández y en el Auditorio, donde multitud de niños que por la mañana fueron al colegio esperaban arremolinados en las cintas de seguridad el paso del tren. El recorrido fue bastante silencioso, a excepción del descenso desde la estación a la rotonda de O Ramal en la ida, pues la frenada de un medio de transporte tan cargado provocaba un agudo y prolongado chirrido metálico.

Con respecto al personal portuario, los nervios estaban a flor de piel. Nada podía salir mal en el estreno de unas vías que llevan años construidas y que costaron a las arcas públicas 6 millones de euros. Finalmente la operación se saldó con éxito y "servirá para analizar aspectos a mejorar, a fin de optimizar el dispositivo y los tiempos en futuras operaciones", valora la Autoridad Portuaria. Y es que Boluda pretende realizar una frecuencia semanal todos los viernes.