Con el verano a las puertas de la esquina, Galicia acogió ayer una jornada puramente invernal con frío, lluvia y mucho viento. ¿El responsable? Un ciclón bautizado como Miguel que dejó en la comarca de Arousa rachas de 85 kilómetros por hora (registradas en la estación de Corón, Vilanova) y precipitaciones superiores a los 25 litros por metro cuadrado que provocaron desbordamientos de alcantarillas y grandes bolsas de aguas en las carreteras que dificultaron enormemente la circulación.

Como suele ser habitual en días de temporal, la jornada se saldó con un reguero de incidencias en la que primaron la caída de árboles, contenedores, vallas publicitarias, pero también de tejados, como el de la Escola Obradoiro de Cambados, que en parte se desprendió al filo de las tres de la tarde.

La alerta naranja por viento y lluvia estaba anunciada para las horas centrales del día. En el caso de Arousa, el grueso de las intervenciones de los equipos de emergencias se concentró entre las 13.00 y las 16.00 horas.

En ese tramo horario la Policía Local de Vilagarcía recibió un aluvión de llamadas avisando de alcantarillas que estaban rebosando, como ocurrió en el entorno de Plaza de Galicia, algún bajo que comenzaba a anegarse y árboles caídos, como uno en Alejandro Cerecedo o varias ramas en O Preguntoiro (Vilaxoán). También se desprendió un cartel publicitario en Juan Carlos I y un cuadro eléctrico en Rosalía de Castro.

En A Illa también cayeron dos árboles, concretamente en Espiñeira, cerca de Punta Quilma. Pero sin duda el campo de fútbol Salvador Otero fue el que se llevó la peor parte. Había montada una carga de grandes dimensiones que con la fuerza del viento acabó destrozada, quedando únicamente los postes metálicos que la sujetaban. También un pesado portalón del campo isleño acabó derribado en el suelo.

En relación al tráfico, resultó complicado por momentos. Ejemplo de ello fue la tromba de agua que cayó sobre las 15.30 horas, que causó problemas en el vial del puerto de Vilagarcía, con vehículos circulando a 10 kilómetros por hora debido a la escasa visibilidad. En la bajada de Cornazo a A Lomba, por la carretera de Lobeira, se formó una gran bolsa de agua que también puso en alerta a los conductores.

En O Grove el viento sopló con fuerza y los efectivos de emergencias tuvieron que intervenir en varias caídas de árboles. La más aparatosa fue la ocurrida junto al camping Miami, en la parroquia de San Vicente. En la isla de A Toxa otro ejemplar se partió y cayó sobre el cierre de los burros fariñeiros.

En la calle del Teniente Domínguez un edificio sufrió un desprendimiento de varias uralitas y una cama elástica que había en la finca de una casa salió volando y acabó en un poste de la luz.

Con motivo de la alerta naranja, varios concellos precintaron los parques públicos y suspendieron las actividades al aire libre, así como también todas las prácticas deportivas en instalaciones municipales, es decir, a cubierto. Fue el caso de Vilagarcía.

Por la tarde la borrasca Miguel se despidió de Arousa, dejando algunos chubascos intermitentes pero sin generar complicaciones. Incluso llegó a salir algún claro entre las nubes en un día gris y oscuro.