En Fontecarmoa ayer hubo atletismo de los que tienen mucha historia que contar. Y es que detrás de cada carrera, cada salto o cada lanzamiento existe todo un ejercicio de superación que convirtió a todos los participantes en unos auténticos campeones.

La cita era el Campeonato Gallego de atletismo adaptado y a ella concurrieron más de doscientos participantes llegados de más de una veintena de clubes de toda Galicia. Todo ello organizado por la Federación Galega de deporte adaptado y en un escenario que se ha convertido en sede permanente de esta competición tras más de una década acogiéndola.

La palabra inclusión adquirió la mayor expresión que puede alcanzar en una mañana en la que la meteorología también se convirtió en aliada. Se establecieron diferentes categorías para facilitar la mayor participación posible y, además, equilibrar las fuerzas en un día en la que la palabra derrota o derrotado no tiene lugar.

Desde lanzamientos con pesos y elementos adaptados, juegos de coordinación, carreras... Todo era válido para dar forma al propósito real de la mañana. Las diferentes pruebas se fueron sucediendo bajo la supervisión de los jueces. Mención aparte merece la animación de sus propios compañeros de club en los momentos previos a cada salto, sin pasar por alto la deportividad reinante en todo momento.

La Fundación de Deportes de Vilagarcía también colaboró con el desarrollo de la prueba. La ceremonia de clausura se llenó de una emotividad especial a tenor de la alegría de los participantes. Ni una silla de ruedas, ni cualquier tipo de parálisis fue obstáculo para la felicidad. La mera participación y la concentración deportiva era motivo de celebración y de éxito.

Mención aparte merece la organización. Todas las pruebas se llevaron a cabo en los tiempos estipulados. Desde el reparto de los dorsales hasta la coordinación de las diferentes zonas, todo se desarrolló sin ningún problema en una cita anual, pero no la única para unas personas que encuentran en el deporte un motivo de alegría, superación y reivindicación de su derecho a disfrutar de la vida.

Hasta la uniformidad de los clubes participantes ayudó a dotar a la jornada de la aureola de cita importante en el panorama deportivo anual de cada uno de estos deportistas. La oportunidad de ser campeón gallego no aparece todos los días, aunque en este caso se trate de una victoria menor.