En septiembre de 2006 había 5.233 parados en O Salnés, de los cuales figuraban inscritos en el sector de la construcción 598. Eso significa que hace casi década y media, los trabajadores del ladrillo en el paro eran menos del uno por ciento de los desempleados totales de la comarca. Hay que tener en cuenta que en aquellos años de bonanza, la construcción era sin duda uno de los grandes motores económicos de la comarca, a la altura del mar, el turismo o el vino, o quizás incluso por encima de todos ellos.
Pero la situación varió 180 grados tras el comienzo de la crisis y el estallido de la burbuja inmobiliaria. De repente, se dejó de construir y más de una promotora quebró. Tanto es así que en mayo de 2009, el paro en la comarca arousana se había disparado a 9.447 personas, de las cuales pertenecían a la construcción casi 1.800. Porcentualmente, los parados del ladrillo eran ya el 18 por ciento del total.
Hoy, la situación ha mejorado mucho para los trabajadores de la construcción, aunque sin llegar ni mucho menos al paradisiaco escenario de principios de siglo. Según los datos oficiales de la Consellería de Emprego, en mayo pasado había en O Salnés 7.531 personas sin trabajo inscritas en las listas del INEM, de las cuales 611 estaban registradas en el ramo de la construcción. Eso supone el 8 por ciento del total. El problema es que no todos tienen la experiencia que piden las empresas.
