El Concello de O Grove y la Sociedad Española de Ornitología (SEO/BirdLife), dos de los principales pilares del proyecto de recuperación del chorlitejo patinegro (Charadrius alexandrinus) que se lleva a cabo en Galicia, confirman el nacimiento de los primeros pollos de la especie en la presente temporada de cría.

Se encuentran en la playa de A Lanzada, dentro de la Reserva Ornitológica de O Grove y en un espacio señalizado e incluso balizado para impedir que los usuarios destrocen los nidos o que depredadores como los perros devoren a los polluelos de la que ha sido declarada Ave del Año en España.

Aunque a pesar de esas y otras medidas de prevención y divulgación adoptadas desde hace más de un lustro, todavía hay personas que acuden al emblemático arenal con sus canes, desatendiendo la prohibición de acercarlos a la arena en la que cría el chorlitejo, conocido en Galicia como "píllara das dunas".Nuevo llamamiento a la colaboración

Es por ello que el Concello, a través de su Proyecto de Inversión Ornitológica (PIO), no solo informa de que han nacido los seis primeros pollos, que "ya corretean por la arena de la playa vigilados por sus padres", sino que también denuncia que, "a pesar de los innumerables carteles que prohíben la presencia de perros en la arena y de las continuas llamadas de atención a sus dueños, todavía hay canes corriendo por la orilla", con la amenaza que supone para la preservación de un pájaro tan amenazado como el chorlitejo.

Administración local y ecologistas esgrimen que tanto los voluntarios del grupo de acción de SEO en Pontevedra como los agentes medioambientales de la Xunta e incluso los del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil tratan de evitar esa presencia de perros en las zonas de crías. Pero ni siquiera esto parece suficiente. "Y eso a pesar de que muy cerca hay un arenal especialmente recomendado y habilitado para los perros", esgrime la concejalía grovense de Medio Ambiente a través del PIO.

Es por ello que los gestores del plan de recuperación del chorlitejo impulsado en su día por la Consellería de Medio Ambiente de la Xunta hacen un nuevo llamamiento a la colaboración y critican "que aún quede gente incívica y egoísta" que sigue llevando los perros a las pocas playas en las que aún cría la "píllara".Dos huevos recuperados en Corrubedo, incubados en Oleiros

Playas, por cierto, como la de Corrubedo, en el municipio arousano de Ribeira, donde el mes pasado se recuperaron dos huevos de chorlitejo que estaban a punto de desaparecer a causa de la pleamar.

Fueron trasladados para su incubación al Centro de Recuperación de Fauna Salvaje del municipio coruñés de Oleiros, donde finalmente eclosionaron.

Se trata de los dos primeros ejemplares de "píllara" de este año 2019 en centro situado en Santa Cruz, donde también en 2018 eclosionaron cuatro huevos encontrados en las playas de Esmelle y Doniños, en Ferrol.

Hay que recordar que en abril de 2012 la Consellería de Medio Ambiente, Territorio e Infraestructuras publicaba en el Diario Oficial de Galicia (DOG) los planes de recuperación o conservación del galápago europeo (Emys orbicularis), catalogado como "estrictamente protegido" en el Convenio de Berna (1979) de "Conservación de la Vida Silvestre y del Medio Natural de Europa"; el escribano palustre (Emberiza schoeniclus subsp. lusitanicua Steinbacher), cuyas poblaciones se limitan a una docena de humedales costeros de las provincias de A Coruña y Pontevedra, como los carrizales del Ulla y el estuario de Corrubedo; y del chorlitejo patinegro, que figura en Galicia con la categoría de "vulnerable", de ahí su plan de "conservación".

Se trataba así de "garantizar la conservación de las especies que viven en estado silvestre en el territorio gallego y de sus hábitats, así como establecer medidas que preserven, mantengan y restablezcan sus poblaciones naturales", indican desde la Xunta.

Aquellos programas se hacían acompañar de informes sobre el estado de las poblaciones de cada especie, recomendaciones científicas de conservación y alusiones a las figuras de protección que pesan sobre las mismas.Objetivo: 250 parejas

En el caso concreto de la "píllara" el objetivo marcado inicialmente era lograr, al menos, 250 parejas reproductoras, después de que en 2008 se censaran 81 en una playa de la provincia de Lugo, dieciséis arenales de la provincia de A Coruña y tres en la de Pontevedra.

Fue de este modo cómo se tomaron medidas para proteger las áreas de cría e invernada y para incrementar el éxito reproductivo de la especie. El establecimiento de zonas de exclusión, los jaulones que se colocan sobre los nidos para evitar el paso de depredadores, las campañas informativas a pie de playa o la prohibición de ciertas prácticas deportivas en las zonas de nidificación son solo algunos ejemplos.

Lo que se planteó entonces, y en ello siguen trabajando entidades como SEO/BirdLife y el Concello de O Grove, fue "proteger las áreas de cría e invernada; incrementar el éxito reproductivo; establecer y mantener los recursos y mecanismos necesarios para el manejo y protección de la especie y sus hábitats a largo plazo; aumentar el conocimiento sobre la dinámica y viabilidad de las poblaciones, biología reproductiva y ecología de la especie; y realizar un seguimiento y evaluación de las medidas adoptadas". Todo ello aderezado con la creación de un fondo documental de apoyo a la gestión de investigación de la especie.

Para lograr todo esto se pusieron sobre la mesa una serie de medidas restrictivas con diferentes grados de intensidad en función de la zona del litoral a proteger. Surgían así estas figuras:

  • - "Áreas de presencia". En las zonas catalogadas de este modo se impide la práctica del kitesurf sobre ruedas, el aeromodelismo y las actividades similares que impliquen riesgos durante el periodo de cría de la especie.
  • - "Áreas prioritarias de conservación". En este caso las labores de limpieza de las playas durante la reproducción del chorlitejo -del 1 de marzo al 31 de agosto- deben realizarse "minimizando la incidencia sobre el ciclo vital del ave, adaptándose preferentemente a la limpieza manual", que es lo que hace el Concello de O Grove en A Lanzada desde hace unos años. La Xunta también propuso a los Concellos que al gestionar esas "Áreas Prioritarias de Conservación" se evite la ocupación del ecosistema dunar con la construcción de paseos, carreteras o aparcamientos; al igual que reclamó la preservación de las dunas evitando la colocación de chiringuitos y limitando el tránsito de personas y animales domésticos.

Sus características

La Sociedad Española de Ornitología presenta al chorlitejo patinegro como "un habitante característico de playas, arenales costeros y lagunas que ha sufrido intensamente el acusado proceso de transformación acontecido en nuestras playas y humedales, lo que ha provocado su progresiva disminución".

En "La Enciclopedia de las Aves de España" se esgrime que es una limícola "de pequeño tamaño y movimientos nerviosos que posee un pico corto y patas muy oscuras de aproximadamente la misma longitud que la anchura del cuerpo".

El plumaje nupcial del macho adulto "presenta llamativos dibujos cefálicos, pues luce las cejas y la frente blancas, en contraste con la barra frontal, la brida y las plumas auriculares negras; el píleo es grisáceo, pero se torna rojizo en la nuca, mientras que el collar es abierto y de color negro".

Por su parte, "la hembra es similar, pero en ella el negro es sustituido por un marrón más oscuro que el de las partes superiores y carece de plumas rojizas en la nuca".

Tanto el adulto no reproductor como los ejemplares jóvenes "son similares a la hembra en plumaje nupcial, pero las plumas de las partes superiores presentan bordes pálidos, más destacados en el caso del inmaduro".

Alimentación y nidificación

La "píllara", que nidifica en playas arenosas y lagunas saladas del interior entre los meses de abril y agosto, sobre todo en junio, se alimenta de insectos, crustáceos, lombrices y moluscos.

Se ve claramente amenazada por la pérdida de hábitat y las molestias derivadas de los intensos usos recreativos que soporta la costa en verano. En este sentido, el declive de esta especie tiene mucho que ver con las labores de limpieza de playas, especialmente cuando ésta se hace con medios mecánicos que criban y trituran el terreno.

Hay que tener en cuenta que no es fácil detectar los nidos, ya que suelen consistir en una muy pequeña depresión del terreno quizás delimitada por guijarros, algas o fragmentos de conchas. Es un agujero en la arena casi imperceptible que ayuda al pájaro a camuflarse de sus depredadores, pero que también impide su localización cuando alguien va caminando por la playa o llegan las máquinas limpiadoras, de ahí la destrucción accidental de nidos.