El Instituto para el Estudio de los Delfines Mulares (BDRI, por sus siglas en inglés), cree tan “inútil” como “peligroso” para el medio marino, además de especialmente dañino para especies amenazadas como la marsopa, la utilización de artefactos con los que “espantar” a los cetáceos para evitar que ataquen los bancos de peces cuando están en las redes o a punto de caer en ella.

Bruno Díaz López, Doctor en Ecología por la Universidad de Burdeos y director del centro de investigación aludido, con base en O Grove, sale así al paso del proyecto de la Cooperativa de Armadores de Vigo (ARVI) con el que se intenta evitar la interacción de los delfines con la flota.

Se trata de “Ahuyemar”, una propuesta consistente en colocar un dispositivo acústico en las redes financiada por el Gobierno de España a través del Ministerio para la Transición Ecológica y la Fundación Biodiversidad que cuenta con la colaboración de la patronal conservera, Anfaco, y el apoyo técnico de la Coordinadora para el Estudio de los Mamíferos Marinos (Cemma).

Ahora que ha comenzado el testado de este dispositivo electrónico, el biólogo Bruno Díaz López, explica que él mismo y otros científicos ya discutieron en infinidad de ocasiones “sobre el uso de estos repelentes acústicos”, por lo que llega a la conclusión de que “genera falsas expectativas que no benefician a los pescadores ni a la biodiversidad marina”.

Experto en el seguimiento y fotoidentificación de los delfines, así como en la observación y documentación de la forma de interactuar de los mamíferos marinos con la pesca y la acuicultura desde hace más de veinte años, primero en el Mediterráneo y desde hace un lustro en Galicia, Bruno Díaz recalca que “los diferentes estudios científicos realizados dejan claro que estos aparatos electrónicos no funcionan y que en muchos casos generan importantes problemas”.Ovejas y lobos

A lo que añade que incorporar este dispositivo sonoro (pinger) al aparejo de pesca para, supuestamente, ahuyentar a los delfines sin causarles daño, “es como si un ganadero pusiera una campanilla a cada oveja que suelta en el monte para espantar al lobo, pues lo que sucedería es que el depredador sabría más fácilmente dónde encontrar a su presa”.

Lo que quiere decir es que “la interacción entre pescadores y delfines no va a dejar de existir, pero sin embargo estos aparatos generarán una contaminación acústica muy negativa para muchas de las especies que habitan nuestras aguas”. Incluso sugiere que “el mismo dispositivo sonoro puede afectar a las propias pesquerías y alejar los peces de las redes”.

Abundando en esto, y “molesto” porque se empleen fondos públicos “para desarrollar un proyecto que impacta gravemente en el ecosistema marino”, Bruno Díaz resalta de un modo especial “los graves perjuicios que puede causar sobre especies protegidas como la marsopa común, seriamente amenazada en aguas gallegas”.¿Otro adiós a las ballenas?

Al hilo de lo cual recuerda que este año el BDRI publicó “tres estudios científicos importantes sobre la marsopa que se suman a otros anteriores y demuestran que esta especie ocupa las mismas zonas que el delfín común, puesto que se alimentan de especies similares, por lo que si se emplean estos artilugios pueden causar un impacto muy negativo y muy pronto dejaremos de ver entre nosotros esas ballenas que se habían ido hace mucho y en los últimos años están regresando a la costa gallega”.

Convencido de que el “Ahuyemar” es “un claro ejemplo de que el remedio es mucho peor que la enfermedad”, el biólogo ferrolano asentado en O Grove dice entender que los pescadores “puedan estar preocupados o sentirse amenazados por los delfines, pero el problema real no son los cetáceos, que siempre estuvieron ahí e interactuaron con las gentes del mar, sino que cada vez hay menos peces para todos”.

Esto lo lleva a preguntarse: “¿Cómo se puede pretender evitar la presencia de los delfines obligándolos a desplazarse?, ¿acaso alguien cree una solución ahuyentarlos en la ría de Vigo para que se vayan a las de Pontevedra o Arousa?”.

La respuesta, esgrime Bruno Díaz, es que “todo esto es un sinsentido, por lo que considero que los armadores del cerco tienen que informarse de forma objetiva y científica antes de sacar adelante un proyecto que puede suponer un riesgo para el medio ambiente y solo va a causar problemas, limitándose a generar falsas ilusiones entre los pescadores”."Siempre han coexistido"

El doctor en Ecología termina insistiendo en que “siempre han coexistido pescadores y cetáceos, y estos siempre interactuaron con las redes de pesca y la acuicultura”.

Como avanzó FARO DE VIGO hace un par de semanas, lo que hace la Cooperativa de Armadores de Vigo es testar ese dispositivo en un cerquero para reducir la captura accidental de delfines y evitar que estos ataquen y rompan los aparejos.

Cofinanciado por el Fondo Europeo Marítimo y de Pesca (FEMP), este sistema se probará este año también en los aparejos de los buques de la Organización de Palangreros Guardeses (Orpagu), en este caso para evitar que las orcas se coman sus capturas.

Cabe recordar que este dispositivo, creado por la firma tecnológica británica Fishtek Marine, está todavía en pruebas y que, según los armadores vigueses, no causa daño alguno entre los delfines, sino que se limita a “asustarlos”.