El episodio tóxico primaveral que arrancaba a principios de abril e interrumpió la extracción de mejillón en el momento más oportuno del año, cuando el grueso del producto todavía no es comercial, parece haber remitido casi por completo, justo a las puertas de que el molusco pegue su último "estirón" y alcance su mayor rendimiento.

Además, el reforzamiento de la actividad extractiva llega justo después de que se cerrara la campaña de recolección de mejilla en el litoral gallego. Y esto es tanto como decir que una vez "encordada" en las bateas la semilla que permitirá obtener mejillón comercial en los próximos meses, los bateeiros ya pueden centrarse de lleno en la extracción y venta de su producto, tratando de atender unos pedidos que ya empiezan a intensificarse tanto en España como en el extranjero.

Aunque quedan todavía zonas donde la extracción continúa prohibida y siempre cabe la posibilidad de que las biotoxinas marinas del Atlántico se reintroduzcan en las rías gallegas, lo cual podría provocar nuevos cierres de bateas, lo cierto es que a estas alturas la mayoría están nuevamente operativas.

Meloxo

Tras la apertura, el sábado, de los parques de cultivo flotantes de Meloxo (O Grove), la extracción y venta del mejillón está autorizada en más de una treintena de polígonos, 24 de los cuales se sitúan en Arousa, que como suele ser habitual volvió a ser la ría que menos sufrió el parón provocado por este episodio tóxico derivado del afloramiento de primavera.

La situación también tiende a mejorar en la ría de Vigo, que ayer comenzaba la semana con siete de sus doce polígonos abiertos, mientras que Pontevedra tendrá que esperar un poco más, como de costumbre, para "sacudirse" el efecto de las células tóxicas.

En buena lógica, a partir de ahora tiene que intensificarse el trabajo de los bateeiros; al mismo tiempo que debe aumentar el tamaño y rendimiento del mejillón, que en esta época del año todavía está por debajo de lo deseable.

"El rendimiento está ahora en un 14% o 15%, pero en cuestión de quince días se disparará porque llega el momento de que el mejillón entre en carne y la campaña empiece a arrancar con fuerza", explicaban ayer en el puerto de A Illa, donde la empresa comercializadora Moules de Arousa cargaba unas 40 toneladas de "oro negro" de batea con destino a depuradoras de Francia, Andalucía y Levante.

"Hasta ahora el mejillón estaba flojo de carne, por eso no nos importó el parón", explicaban a media mañana los bateeiros de O Grove, refiriéndose así a la última veda natural propiciada por ese fenómeno que popularmente se conoce como "marea roja".

"Ahora que reabrieron nuestros polígonos confiamos en que ya no vuelvan a cerrar y podamos desarrollar una buena campaña", apostillaban los productores en Porto Meloxo.

El objetivo de unos y otros, evidentemente, es alcanzar, o incluso superar, los excelentes resultados conseguidos el año pasado, cuando el sector bateeiro gallego ingresó más de 128 millones de euros por la venta de casi 279.000 toneladas, frente a los 122 millones de euros y las 267.000 toneladas de 2017.

Procede recordar que la provincia marítima de Vilagarcía, en la que se sitúan los distritos marítimos de Ribeira, A Pobra, Vilagarcía, O Grove y Cambados, despachó el año pasado 194.000 toneladas de molusco de batea, por importe de 87 millones de euros, frente a las 186.000 toneladas y 82 millones de euros de 2017.

La provincia marítima viguesa, con los distritos de Portonovo, Redondela, Baiona, Vigo, Bueu y Cangas, llegó a 65.336 toneladas y 32 millones de euros, mientras que la de A Coruña, a la que se pertenecen las rías de Ares-Betanzos y Muros-Noia, rozó las 20.000 toneladas y superó los nueve millones de euros, después de que en 2017 se quedara en 14.303 toneladas y menos de siete millones de euros.

La Denominación de Origen Protegida (DOP) Mexillón de Galicia también se dispone a afrontar una nueva campaña después de marcar un registro histórico en el ejercicio 2018 y cerrarlo con 54.000 toneladas de producto certificado, todo con "excelente calidad y un rendimiento del 21 por ciento".

Nueve millones de kilos de ese mejillón con sello de calidad y diferenciación se destinaron al mercado de fresco (depuradoras), mientras que los 45 millones de kilogramos restantes se vendieron en las industrias transformadoras, es decir, conserveras y cocederos.