El carácter ciertamente timorato con el que Alberto Varela Paz comenzó cuando en 2015 accedió a la Alcaldía de Vilagarcía al tumbar al PP se fue quedando atrás con el paso del mandato.

Ese joven y entonces desconocido candidato se ha cuarteado en Ravella y goza ya de un aplomo propio de la experiencia, en el que la modestia se ha convertido en una de sus principales características, quizás virtudes.

Y es que su primer mandato ha provocado un vuelco en su vida a todos los niveles, pues incluso dejó atrás su soltería y ahora se baba cuando habla de su pequeña hija, que todavía no ha cumplido seis meses de vida.

Un giro que también se ha visto en el último año con decisiones firmes a la hora de elaborar proyectos como la "humanización" de espacios urbanos, la defensa a ultranza de sus iniciativas o las protestas a pie de calle cuando la Xunta desoye reclamaciones en materia sanitaria, educativa o de transporte.

Todo ello en un clima que siempre le ha sido favorable. Ha sabido mantener unido a su equipo, ha tenido suerte con la adjudicación de proyectos europeos -como el Plan Avanza con 5 millones de euros- o la ventaja de que muchos de los alcaldes de O Salnés también empezaron a rodar con él en las lides del gobierno.

Pero no todo han sido vientos favorables pues Varela ha sido incapaz de aprobar el PXOM -no atribuible solo a él-, tampoco consiguió un cuarto juzgado para su localidad, ni la autovía a Pontevedra o su proyecto electoral estrella hace cuatro años, abrir el río de O Con al mar.

Con todo, el balance ha sido positivo, como refrendaron de nuevo las urnas. Alberto Varela tiene ahora cuatro años por delante para demostrar que tiene capacidad para transformar el pueblo en el que nació, pero sobre todo para animar la llegada de industrias, la mejora de la oferta turística y una mejor relación con el Puerto, con el que siempre estuvo a la gresca.

El regidor está ante la oportunidad de recuperar el esplendor de Vilagarcía hasta 2023, un empeño que tendrá que acompasar a los nuevos tiempos. Y no puede dejar perder esta segunda oportunidad.