Enfermos arousanos de Sensibilidad Química Múltiple (SQM) se han sumado al proyecto "El Camino de los Centinelas", que el andaluz José Fernández Ecija inició ayer en Sarria, y que terminará a mediados de la semana próxima en Santiago de Compostela. Los pacientes diagnosticados de esta enfermedad acompañarán a Fernández en diferentes tramos de su peregrinación a Santiago. La cambadesa María Costa será una de estas personas, y su intención es caminar lo que pueda entre el Monte do Gozo y la catedral compostelana.

La Sensibilidad Química Múltiple (SQM) es una enfermedad cruel. A menudo, quienes la padecen apenas pueden salir de casa, porque la simple proximidad con una persona que se haya echado colonia o que haya fumado ya les sienta mal. Pero incluso dentro de las cuatro paredes de sus casas sus vidas son duras: de repente, tienen que dejar de utilizar determinadas prendas de ropa y no les queda más remedio que emplear carísimos productos para la limpieza o la higiene personal.

Pero la SQM sigue siendo una dolencia desconocida para la mayoría de la sociedad, e incluso algunas organizaciones, como el Instituto Social de la Marina, la aceptan a regañadientes, obligando a quienes la sufren a embarcarse en largos procesos judiciales para obtener el derecho a una incapacidad. Para cambiar esta situación, José Fernández empezó ayer en Sarria el Camino Francés a Santiago, para dar a conocer la Sensibilidad Química Múltiple, y concienciar a ciudadanos y políticos del enorme daño que la contaminación y el abuso de sustancias químicas está causando a las personas.

José Fernández tiene 52 años y sufre diversas dolencias por las que le ha sido reconocida una discapacidad. Tiene una página en Facebook en la anima a las asociaciones de discapacitados a que publiquen sus actividades y los problemas con los que tienen que lidiar en su día a día, "porque en España hay 8.000 asociaciones de discapacitados, y está todo muy diseminado". Además, conoce a una mujer que sufre SQM y que hace 15 años que no puede salir de casa. Y le prometió hacer el Camino de Santiago. La asociación gallega de afectados ha decidido apoyarle.

Su periplo comenzó ayer en la localidad lucense de Sarria, a 115 kilómetros de Santiago. A media tarde él y sus seis acompañantes del día llegaron a Portomarín, de donde salen mañana rumbo a Palas.