Como ya se avanzaba hace unos días en FARO, el balance oficial de producción correspondiente al pasado ejercicio indica que en Galicia se vendieron 278.693 toneladas de mejillón cultivado en batea por importe de 128.514.139 euros. Ahora puede añadirse que la mayor parte se destinó al mercado de fresco, es decir, a las depuradoras de España, Francia e Italia que después se ocupan de su venta a pescaderías, supermercados, restaurantes y demás clientes. Apenas cuatro de cada diez kilos van a parar al sector transformador o industrial, formado por los cocederos y conserveras.

De forma más detallada puede decirse que en 2018 se enviaron a industria 103.569 toneladas de "oro negro" de batea, lo que equivale al 37,16% del total producido, generando en este caso unos ingresos de 46 millones de euros.

Esto significa que, tras pagar un precio medio de 0,46 euros por kilo, el sector transformador aportó el 36% de los ingresos obtenidos por los bateeiros.

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Tales resultados parecen avalar la tesis planteada en noviembre pasado por el Consello Regulador do Mexillón de Galicia, cuando esgrimía que hasta el año 2007 "se destinaba el 60% a transformación y el 40% a fresco" y que desde entonces la tendencia se invirtió, "generándose ya el 60% de mejillón para las depuradoras y el 40% restante para industria", en gran medida porque "en 2007 se aplicó el arancel cero" para las importaciones del mejillón chileno, conocido como chorito.

Lo cierto es que en 2018, frente a las 103.569 toneladas para industria se destinaron a fresco 175.125 (el 62,84% de la producción), con una facturación de 82 millones de euros.

Gracias a que es el preferido en Europa -y el más "fácil" de conseguir-, el mejillón considerado "pequeño" fue el más demandados por los depuradores, con 117.482 toneladas (42% de toda la producción bateeira), por encima de las 39.000 toneladas de "mediano" y las 18.708 toneladas de mejillón "grande" despachadas en puerto.