El aeropuerto de Oporto, principal competidor del de Peinador y por el que se fugan anualmente cientos de miles de viajeros del sur de Galicia, pone su techo en las nubes.

Lleva una década y media pulverizando sus registros de pasajeros casi año a año y, lejos de frenarse, seguirá esprintando por mucho tiempo. Esa es la intención del grupo privado Vinci, dueño de ANA (la AENA Portuguesa).

El gestor aeroportuario privado anunció ya en 2017 más ayudas millonarias a las aerolíneas a través de un "nuevo sistema de incentivos". Ahora acaba de dar un nuevo paso adelante con 15 millones de euros para Sá Carneiro pueda ampliar su capacidad máxima hasta los 20 millones de viajeros. Actualmente ronda los 15, pero solo este año prevé que la terminal cierre el ejercicio con una nueva marca histórica de 13.

Las obras, que ya están en marcha, fueron anunciadas por el presidente ejecutivo de ANA, Thierry Ligonnière, durante un acto en el aeropuerto en el que participaron varios responsables de la Región Norte, entre ellos, el alcalde de Oporto, Rui Moreira, o el ministro de Infraestructuras, Pedro Nuno Santos. Se trata de una serie de trabajos en la pista con los que pretenden agilizar el ya elevado tráfico aéreo en la terminal portuense y permitir que puedan aterrizar y despegar más aviones que hasta ahora.

Para ello, se creará una calle de rodadura de salida rápida para que sea utilizada por las aeronaves cuando tomen tierra en Sá Carneiro.

Pero además, se habilitarán entradas múltiples a la pista principal con el objetivo de agilizar también el despegue de aviones. Según cifró el responsable del gestor aeroportuario luso, la capacidad de la pista aumenta con estos trabajos el 60%. O, lo que es lo mismo, cada 60 minutos podrán operar en las pistas del Sá Carneiro 32 aviones frente a los 20 que lo pueden hacer actualmente.