Uno de los motivos que aumentaba la preocupación era la comunicación con los familiares. La caída de las redes sociales dificultaba sobremanera la tarea. Vanessa Rivas reconoce que "estábamos casi más preocupadas por nuestras familias que por nosotras. Además, la situación se fue tranquilizando dentro del aeropuerto, pero al caerse todas las redes sociales se hacía complicado comunicarse. Al final nos dimos cuenta de que la única que funcionaba era Telegram y por ahí pudimos avisar a nuestras casas de dónde y de cómo estábamos. Incluso mandamos alguna foto sonriendo para tranquilizar a los nuestros". Pero la tranquilidad absoluta llegó cuando pusieron pie en tierra en Doha. Una alegría no exenta de lástima cuando empezaron a conocer las cifras de la masacre en un lugar en el que pasaron nueve días fantásticos y una pesadilla final.

Vanessa Rivas, como superviviente a la catástrofe, también quiso mostrar su sentido pésame para con los familiares de los jóvenes de Pontecesures, Alberto Chaves y María González Vicente, que fallecieron en el atentado al hotel Kingsbury de Colombo. Del mismo modo que reconoce la profesora moañesa que "no llegué a tener contacto con ellos en ningún momento, aunque sí recuerdo un trayecto en un tren en el que sí había alguna gente española de la que he podido constatar que están con vida".