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Las llagas que permiten la Bendición de Ramos

Confeccionan palmas durante dos largos meses para lucimiento de niños y sobre todo abuelos

La tradición de las palmas se mantiene con el paso de los años. Muchos niños las agitarán durante la Bendición. // Noé Parga

No es de extrañar que después de dos meses trenzando palmas María Teresa Arzúa muestre con orgullo sus doloridas manos con visibles llagas en las yemas de sus dedos y resquebrajadas uñas. "No sé cuantas pude confeccionar en este tiempo pero han sido muchísimas porque se elaboran de día y de noche", explica esta vecina de Portas que representa ya a la cuarta generación en su familiar puesto del mercadillo de Vilagarcía.

La vendedora que ayer acudió a la feria con su hija Melissa, de 21 años y estudiante de 3º de Derecho en la Universidad de Vigo, se mostraba especialmente satisfecha pues apenas le quedaba una decena de palmas para vender. "En los últimos años no subimos los precios, se vendieron entre 3 euros la más pequeña y 9 las más grandes que no recuerdo si medían 1,40 o 1,70 metros", explica con gesto exclamativo.

Como su compañera de mercadillo Charo Cores que tiene su puesto frente a la Plaza, admiten que este año "se ha vendido muy bien tanto el olivo como la palma".

El tiempo que "aguantó por la mañana" fue fundamental para vender casi toda la mercancía aunque la clave está en el espectacular trabajo que realizan estas artesanas para que las procesiones de La Borriquilla vuelvan a dar color a las calles de Vilagarcía y O Salnés durante esta mañana, antes y durante la Bendición general en las distintas parroquias.

"Se ha vendido de todo, desde las pequeñas composiciones para colgar en el coche, a las cruces para niños, o las más trabajadas", señala la vilagarciana Cores quien como su compañera emprendió su labor artesana hace dos meses cuando casi se recluyó para que la fiesta de hoy sea todo un éxito. "El palmón lo compramos en Elche porque ya viene tratado con azufre y otros productos y luego lo troceamos para hacer todo este trabajo", explica tras el puesto. La vendedora aconseja que para preservar las palmas se evite la luz y la intemperie, para conservar su vistoso aspecto.

El consejo es especialmente bueno sobre todo porque se trata de una fiesta dedicada a los niños y "que salvan los abuelos", porque explica Charo Cores son los que más nos vinieron a comprar durante toda la semana.

Y este año, añade Tereza Arzúa, "ha sido una avalancha a la hora de comprar palmas para niños de 1 a 3 años, sobre todo". Que le haya sorprendido esta tendencia es muy significativo pues quien lo dice forma parte de la cuarta generación de "palmeros" , que aprendió el arte del trenzado de su madre pero sobre todo de su abuela Teresa Tizón quien ya ha cumplido 90 años y que desde los 14 recorrió con su madre toda la comarca para "vender velas, rosquillas y palmas hasta hace solo tres años". Ahora las espera en casa.

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