El incendio declarado a las 23.41 horas del lunes en la parroquia de Lampón, en el municipio coruñés de Boiro, quedó controlado a las 15.15 horas de ayer, y extinguido a las 19.30 horas, después de llevarse por delante 95,73 hectáreas de monte. Pero no fue la única consecuencia, ya que un agente forestal resultó herido y tuvo que ser trasladado al hospital comarcal de Barbanza después de sufrir una caída y recibir un golpe en la cabeza mientras combatía las llamas, declaradas en un terreno escarpado, repleto de rocas y con fuerte pendiente.

Sucedió de madrugada y quedó inconsciente durante "unos 30 segundos", según la Consellería do Medio Rural. Fue sometido a diversas pruebas médicas, pero la lesión no parecía revestir gravedad.

En cuanto a los daños medioambientales de este incendio cerca de núcleos como Montaña y Montañó que avanzó en sentido contrario a las viviendas -monte arriba hacia la sierra de Barbanza y A Pobra-, hay que destacar que las consecuencias son mucho menores que en Rianxo. Y no solo por la superficie, con apenas cien hectáreas frente a 1.162, sino también porque el de Boiro solo afectó a cinco hectáreas de arbolado -sobre todo eucalipto-, correspondiendo las demás a monte raso. El de la localidad rianxeira se había cebado con los pinares y se llevó por delante 1.092 hectáreas de arbolado.

Precisamente en Rianxo seguían registrándose ayer pequeños focos, especialmente en las parroquias de Leiro e Isorna. Pero no había motivo de alarma, pues lo que se quemaban eran algunas de las pequeñas "islas" formadas a raíz del gran incendio originado el pasado lunes en Dodro.

Se trata de superficies de terreno que se salvaron de la quema inicial -algunas del tamaño de un campo de fútbol-. Quedaron rodeadas de tierra quemada por todas partes, y si arrecia el viento o incluso debido al calor de la tierra y al fuego que avanza por el subsuelo a través de las raíces las llamas pueden reaparecer.

Los agentes forestales y la Policía Local de Rianxo confirmaban ayer que, a priori, no hay riesgo de que esas llamas puntuales puedan propagarse de forma amenazante.