La Policía Local de Rianxo no deja de patrullar los montes, tanto los afectados por el incendio, que los agentes consideran "un auténtico desastre medioambiental", como los que siguen a salvo. Los miembros de este departamento, dirigidos por Antonio Tubío Piñeiro, mostraron ayer a FARO la magnitud de esta notable pérdida ecológica. Lo hicieron en Vilas, O Barral, Somoza, Rianxiño y recorriendo otros muchos puntos afectados por las llamas.

También comprobaron el alcance de las pérdidas desde el Monte da Pena, un lugar emblemático que vuelve a hacer honor a su nombre y hace décadas estuvo provisto de una gran torre de vigilancia antiincendios.

En la cima del Monte da Pena, que suele arder prácticamente cada verano, se disfrutan unas vistas privilegiadas de la ría que ayer eran más desagradables de lo habitual.

Desde allí es posible disfrutar tanto de la ensenada de Rianxo como de la desembocadura del Ulla y de la fachada litoral de las comarcas de Barbanza y O Salnés, desde Rianxo a Ribeira, o desde Catoira a O Grove.

Pero ahora también se aprecia monte arrasado y se cuentan numerosas "islas". No islas como Cortegada, que también se ve, sino esos espacios de monte que se salvan de la quema y quedan completamente rodeados de tierra carbonizada. Los policías rianxeiros acertaban a ver alguna con el tamaño de un campo de fútbol y advertían de que al estar rodeadas de tierra caliente son los espacios que más riesgo corren si el viento aviva las brasas.