Una vez más, la comarca de O Salnés sale mal parada al desmenuzar una estadística de carácter socioeconómico. El Instituto Nacional de Estadística (INE) publicó ayer los datos de españoles que trabajan en el extranjero, y el número de arousanos que han tenido que hacer las maletas para ganarse fuera el pan ha vuelto a crecer. Según el Padrón de Españoles Residentes en el Extranjero (PERE), había a comienzos de este año un total de 18.879 vecinos de O Salnés y Ullán trabajando en el extranjero.
Las cifras no dan tregua a una comarca que muestras síntomas de agotamiento económico y de falta de aire fresco. Porque la mejoría de los datos macroeconómicos españoles, según los cuales la crisis es una pesadilla definitivamente superada no se notan en absoluto en los 12 municipios de O Salnés y Ullán. Cada año que pasa hay menos autónomos, aún no se han recuperado los índices de empleo que había antes de 2008, cientos de emigrantes regresaron a sus países, y cada vez más arousanos dejan sus hogares. La consecuencia de todo ello es que la población activa en el margen sur de la ría de Arousa se ha desplomado, con las consecuencias que eso tiene sobre el consumo o la natalidad.
Según el INE, en 2009 había 15.000 arousanos en el extranjero. En 2018, cuando sobre el papel en el conjunto del Estado se veían síntomas de recuperación, la cifra de emigrantes arousanos ya se había disparado a más de 18.700. Y en 2019, lejos de disminuir, siguió aumentando, hasta casi 18.900. Este año hay, por tanto, 3.900 arousanos más trabajando en el extranjero que hace una década, lo que supone un 20,5 por ciento.
Además, no hay ni una sola localidad que se salve de esta dura estadística, ya que el número de emigrantes se ha disparado en los 12 municipios. Uno de los municipios donde más creció la cifra fue el de Vilagarcía, con un millar de expatriados más que hace diez años, pero también son preocupantes los datos de Cambados (600 más), Sanxenxo (700 más), Valga (400 más), o el de A Illa, con prácticamente el doble de emigrantes que hace una década.
Sin llegar a los niveles de finales del siglo XIX o mediados del XX, esta nueva oleada de desplazados es en cierto modo diferente a las de entonces, dado que atrae en buena medida a jóvenes profesionales con una gran formación académica, o a técnicos especializados en sectores económicos como el industrial o el digital.
A nivel autonómico, el PERE refleja que hay más gallegos viviendo en el extranjero (519.600, unos 3.160 más que hace un año), pero que ha bajado el número de personas nacidas en Galicia y que ahora están fuera (151.800, unos 2.500 menos que en 2019). La explicación a estos dos datos aparentemente contradictorios es que se contabiliza a los hijos o nietos de los emigrantes, y que también pueden disfrutar de la nacionalidad española. Desde la Xunta se añade que el año pasado salieron de Galicia en busca de un futuro mejor 3.200 gallegos, pero que en cambio regresaron a casa 6.200 emigrantes.
En lo que respecta al conjunto del Estado, a 1 de enero pasado estaban registrados en las oficinas consulares y embajadas españolas en el extranjero, dos millones y medio de españoles. Son unos 60.000 más que en 2018, y un millón de personas más que en vísperas de la recesión.
Por países
Argentina, con 466.000 españoles, es el país con más emigrantes, si bien la mayoría son ya de segunda o tercera generación. En ese país hay una gran colonia de descendientes de arousanos, sobre todo de Ribadumia, Meis o Cambados. El segundo país receptor es Alemania (161.000), y le siguen Estados Unidos y Venezuela.
